martes, 6 de marzo de 2012

Renunciando a las herencias de esclavitud

“El siervo no se corrige con
palabras; porque entiende mas no hace caso”. (Proverbios 29:19)
En el contexto de las finanzas,
un “siervo” es aquel que se ha vuelto un
“esclavo” financiero. Y un esclavo
financiero es aquella persona que ha perdido su libertad, no solo de tipo económica
sino espiritual, emocional y física; está atrapada en las cadenas de las
deudas, confinada en la dura cárcel de la morosidad.
El problema de la esclavitud es
que se convierte en un modo de vida en el cual la persona no solo ha perdido su
libertad sino también la esperanza de volver a ser libre. El asunto se hace mucho mas complejo, cuando
se observa un comportamiento generacional; padres que legan estas herencias a
sus hijos.
La Biblia nos ayuda a comprender
la dimensión del problema y la solución.
Recordemos que el pueblo de Israel estuvo esclavo por espacio de 450
años en Egipto; son por lo menos cuatro a cinco generaciones que vivieron
sumidos en la esclavitud.
No era fácil lograr llevar a un
pueblo de la esclavitud a la libertad.
Era necesario, en primera instancia, sacarlos físicamente de Egipto;
esto tomó unas semanas; lo segundo era mucho mas complejo, sacarles el Egipto
que llevaban dentro; esto tomó cuarenta años en el desierto.
El desierto no solo era un paso
obligado de Egipto a la Tierra Prometida, a Canaán; el desierto era fundamental en el proceso de liberación, porque
representa la desprogramación de la vida de esclavitud a una nueva vida de
libertad; había que reeducar al pueblo para la libertad. Y los procesos educativos son lentos pero
seguros.
Ellos tenían que aprender a
pensar, sentir, actuar como personas libres; de lo contrario, cuando entraran a
Canaán, los volverían a esclavizar. Había
tres aspectos en los cuales debían desprogramarse de Egipto, en su mentalidad
de esclavos; en sus creencias, costumbres y hábitos; y en ser capaces de
concebir y construir sueños, anhelos y aspiraciones.
Ellos tenían una muy pobre visión
de si mismos, y esto tenía que ver con su mentalidad. Cuando Moisés envió a unos espías a inspeccionar
la tierra, regresaron con una impresionante muestra del fruto que había en ese
lugar; ciertamente era tierra que fluía leche y miel. Sin embargo, ellos no querían
entrar, porque se enteraron que en esa tierra moraban gigantes, y ellos se sentían
como langostas al lado de ellos.
Que inmenso desafío tenia Moisés como
líder de este pueblo; quienes además llevaron consigo las creencias, costumbres
y hábitos que tenían en Egipto. Cada vez
que tenían la oportunidad, salían a relucir su antigua forma de vida. Y por supuesto, una persona con mentalidad de
esclavo, no tiene sueños ni aspiraciones.
Infortunadamente, un esclavo no
se convence con palabras, será un largo tratamiento que deberá recibir, pasar
por muchos desiertos, hasta que se desprograme y se disponga a obedecer. ¿Porque le tomó al pueblo de Israel tanto
tiempo estar en el desierto que lo pudo cruzar en unas semanas? Porque esos 40
años, fue el tiempo que precisaron para desprogramarse de Egipto y aprender a
vivir en obediencia a los principios de Dios, que los harían libres y prósperos.

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