martes, 13 de marzo de 2012

Las mujeres protagonistas de progreso

“Muchas mujeres hicieron el bien; mas tu sobrepasas a
todas. Engañosa es la gracia, y vana la
hermosura; la mujer que teme a Dios, ésa será alabada. Dadle del fruto de sus manos, y alábenla en
las puertas”. (Proverbios 31:29-31)
Este proverbio no solo es un hermoso elogio a la mujer sino
una justa exaltación a su capacidad, es una descripción de las múltiples competencias,
habilidades, dones, talentos, destrezas de la mujer; quien es capaz de hacer eso
y más.
Al remontarnos a la época en que estos textos fueron
escritos, hace miles de años, eran esas las actividades o labores artesanales y
factoriales del momento; no podemos decir, industriales, porque la era
industrial, llegó mucho tiempo después.
Hoy en día, cuando vivimos en la era de la informática y las
comunicaciones, la mujer también ha logrado ponerse a tono con la época, y ha
demostrado su habilidad en el desempeño de diferentes funciones acordes a la
modernidad y al desarrollo tecnológico.
Por eso resulta tan fuera de lugar, que todavía existan
algunas personas que se resistan a aceptar la evolución social que ha tenido la
mujer y su aporte al desarrollo de los pueblos.
Aquellos que insisten en confinar a la mujer a labores exclusivas de
madre y esposa, a quehaceres del hogar, no les ha amanecido el inmenso
potencial de la mujer y su papel en la sociedad.
Las mujeres no solo pueden y deben trabajar, sino que quieren
hacerlo, y de que manera cumplen con su labor. Hay suficientes razones que
sustentan porque la mujer debe trabajar, no solo porque la situación así lo
amerita, ya que “dos pueden más que uno”, para el caso del matrimonio; sino también
por el aporte de la mujer a mover la rueda del progreso.
Y no estamos hablando de la mujer desde la perspectiva en la
que quiere encasillar una sociedad de consumo carente de valores, que vende la
imagen o el papel de la mujer como objeto de abuso y explotación; sino la mujer
aquella que es hechura del Creador, que es baluarte para el progreso, promotora
de valores, instrumento útil en las manos de Dios para producir cambios y
construir progreso.
No se trata de presentar un discurso orientado a exaltar a la
mujer para su valía personal, o fortalecer su autoestima; que muchas han tenido
que construirla a partir de la discriminación y el rechazo; sino de comprender
el valor de la mujer y su aporte social; y mucho mas, el de aquella que actúa
movida por una escala de valores trascendentes y la fe en Dios como su
principal motor de vida.
Hace mucho rato que la mujer tomó la decisión de dejar de ser
espectadora para ser protagonista;
aquella mujer que impulsada por la fe, sabe que está para grandes cosas;
y no solamente para resignarse a la suerte o al destino que otros quieren
trazar para ella, sino para cumplir con su sentido misional de vida. La mujer del siglo XXI ha entendido que está
en condiciones de ser líder y agente de cambio en la familia, la empresa y la
comunidad.

LOS CIRCULOS VIRTUOSOS Y LOS VICIOSOS

“El que anda con sabios, sabio será; mas el que se junta con
los necios será quebrantado”. (Proverbios 13:20)
Una de las claves para tener éxito en la vida, es saber
rodearse de las personas adecuadas; y este principio elemental lo aplican líderes,
gerentes, científicos, académicos; todas estas personas, saben que al hacer
sinergia con personas capaces,
competentes, su efectividad será potencializada.
Este es uno de los principales atractivos de ser parte o de
trabajar con un grupo interdisciplinario, que permite un amplio aprendizaje, en
la medida en que el grupo se compenetra simbióticamente y cada uno pone a disposición
de las otras personas sus saberes y experiencias.
Saber rodearse, es también un factor de crecimiento y
desarrollo personal; un individuo que hace parte de un grupo de emprendedores,
va a ser contagiado por la energía que irradia el grupo y el empuje que lo
mueve y termina involucrado activamente en esa dinámica productiva y fructífera.
Y este aspecto de ser “contagiado por el grupo”, se aplica
para aspectos positivos o negativos; porque la presión del grupo o la
influencia de este en la persona, provoca adoptar creencias, conductas o comportamientos
propios de esa colectividad.
Es positivo, cuando el grupo actúa como un “circulo virtuoso”
que impele a la persona al mejoramiento humano y le ofrece ese apalancamiento;
es negativo, cuando el grupo actúa como un “circulo vicioso”, que empuja o
impele a la persona al estancamiento o al deterioro como ser humano.
Los abuelos solían decir: “dime con quien andas y te diré
quien eres”; tal vez en la práctica, no resulta tan taxativo; pero es innegable
que encierra una gran verdad y por ende, un gran riesgo. Además, que debido al sentido gregario de los
seres humanos, existe la tendencia a agruparse entre similares; personas que se
integran en virtud a algo que los une, representa y con lo cual se sienten
identificados.
“El que anda entre lobos, aullar aprende”, “el que anda entre
la miel, algo se le pega”; todas estas expresiones de la sabiduría popular, encierran
grandes verdades o realidades. El asunto,
es identificar ese motivo interno, que lleva a una persona a andar con cierto
tipo de personas.
Y por lo general, esa motivación interna está relacionada con
el sentido de pertenencia o de identificación; las personas, dada su crisis de
identidad se la pasan buscando modelos, con los cuales coincidir, identificarse
y en consecuencia, adoptar, seguir y en algunos casos, promover.
El precepto nos ofrece dos escenarios muy distintos uno de
otro, un primer escenario que denota la elección correcta, andar con sabios,
para ser una persona sabia; y un segundo escenario, que seria la elección incorrecta,
andar con necios o vagabundos, decisión que genera quebranto y aflicción.

Mujeres que se echan al hombre al hombro

“Mujer virtuosa, ¿Quién la hallará? Porque su estima
sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella
confiado, y no carecerá de ganancias. Le
da ella bien y no mal todos los días de su vida”. (Proverbios 31:10-11)
El matrimonio podría definirse de muchas maneras, pero ¿Cuál matrimonio?
No aquel que está hecho a la medida de una sociedad carente de valores, sino
aquel que fue concebido y diseñado por el autor de la vida, de éste último es
que hacemos referencia.
En el plan de Dios para el matrimonio, el hombre y la mujer son
como dos piezas únicas, diseñadas la una para la otra para que encajen y se amalgamen
perfectamente, con la salvedad que deben ser pulidas por el diseñador para
lograr una perfecta unidad.
Sin lugar a dudas, dice el adagio, “detrás de un gran hombre
hay una gran mujer”; y en eso consiste el rol principal de la mujer en la vida
matrimonial, ser compañera y ayuda idónea. Así como el varón, debe ejercer el
rol de autoridad en el hogar, la familia y la sociedad.
Por supuesto que la relación conyugal se sustenta en la
fidelidad y compromiso del amor y la amistad que se profesan el esposo y la
esposa, pero esto sin olvidar sus roles básicos; y en el caso que tengan hijos,
el ejercicio del mas elevado de los roles que le corresponde ejercer a un ser
humano, ser padres.
De allí la importancia y la inmensa de bendición de hallar,
para el caso del varón, la mujer correcta, aquella que es el regalo de Dios
para su vida; porque así parezca algo maravilloso a los ojos, es de esa manera;
dice en otra parte, “la casa y las riquezas son herencia de los padres; de Dios
la mujer prudente”. (Proverbios 19:14)
Y con el respeto que se merecen las mujeres, cualquier hombre
puede conseguir mujer para vivir con ella; cualquiera puede ser compañera
sexual o amante; cualquiera puede llegar al altar del matrimonio, pero no cualquiera
puede ejercer el santo rol de ser esposa, compañera y ayuda idónea, mujer
virtuosa para su marido.
Uno de los problemas mas críticos que se presentan hoy en día,
es la inversión de roles; debido al debilitamiento del liderazgo masculino y al
abandono del rol básico del varón, el ejercicio de la autoridad en el
matrimonio, en el hogar y la familia, a la mujer le ha tocado que asumir ese
rol; porque ella, por diseño básico es responsable y de ninguna manera va a
permitir que su familia caiga en desgracia.
Esto ha llevado a que el hombre se convierta en un mantenido
de su esposa, y se atenga a que se ella la que lo sostenga. Que se ella la que
le de ganancias, bien y no mal, echándose encima toda la carga del
sostenimiento del hogar, mientras el hombre, sigue tan campante al amparo de su
mujer; violentando por completo el diseño divino del matrimonio.
La explotación de la mujer se sigue dando, en este caso, por
hombres abusadores, cómodos que se aprovechan del amor de sus mujeres, (porque
las mujeres aman de veras), de su sentido sacrificial de responsabilidad y del
compromiso con los suyos. La virtud de la mujer no es para que esta sea
explotada sino exaltada.
Esto ha llevado a que muchas mujeres, se sacudan de sus
maridos estorbosos, y decidan construir una vida sin cargas adicionales; han
entendido que para salir adelante y ser felices, no tienen que echarse al
hombro un hombre que resulta ser un
bueno para nada, y así no lo sea, no toma la decisión de cambiar o ser mejor.

lunes, 12 de marzo de 2012

!No a la pereza si al trabajo!

“El deseo del perezoso le mata porque sus manos no quieren
trabajar” (Proverbios 21:25)
El gran desafío de los padres, líderes, educadores, empleadores,
está en identificar a quienes no quieren trabajar y principalmente, identificar
las causas que están provocando esta situación.
La pereza tiene un origen y atacar la causa de raíz, es el primer paso
para contrarrestar a la “madre de los vicios, la madre de la pobreza”, la
pereza.
Hay personas que así se les faciliten las tareas, así se les
ofrezcan las condiciones mas convenientes para trabajar no lo hacen, porque el
trabajo es un habito que nunca lo han querido cultivar; porque su actitud es de
resistencia y su visión hacia trabajo no es correcta.
Una persona que no quiera trabajar se convierte es un problema
para la familia, la empresa, la sociedad.
Y el desafío consiste en
solucionar ese gran problema, porque de
todas maneras, un gerente podría prescindir de un empleado; pero ¿un padre como
prescinde de un hijo? ¿Un líder como descarta a un discípulo, cuando su tarea
consiste precisamente en formarlo? ¿Un maestro como elimina a un estudiante,
cuando su reto es ayudarlo a lograr su rendimiento académico?
Muchas cosas desea el perezoso, pero sus manos no quieren
trabajar, y eso lo lleva a “morir”. La
tragedia de la muerte, no es que morimos, es lo que se nos muere dentro mientras
estamos vivos. Una persona que deja
morir todo aquello que la vida le ha dado, sus dones, talentos, habilidades,
sueños, relaciones, termina muriendo a la vida, aunque lo sepulten muchos años.
¿Qué hacer o cómo lograr que alguien que no quiere trabajar,
trabaje? En el manual de la vida
encontramos por lo menos tres pautas definidas: Primero: “El que él no trabaje,
tampoco coma”. Si quiere comer, trabaje.
Algunos trabajan como enfermos, pero comen como alentados.
Segundo: “el perezoso desea pero no alcanza”. ¿Quien ayuda a
un perezoso? ¿Quién estaría dispuesto a patrocinarle la pereza a alguien? Muy
diferente una persona que tiene anhelos, deseos, pero se esfuerza, trabaja, gustosamente,
se le ayuda a alcanzar esos anhelos.
Tercero: Cuenta una parábola del hijo que tomó sus bienes y
los desperdició viviendo perdidamente, cuando hubo malgastado todo y comenzó a
faltarle, reflexionó y dijo; “en casa de mi padre hay abundancia de pan, y yo aquí
me muero de hambre, iré a mi padre, le pediré perdón y le diré que me haga como
a uno de sus jornaleros”. El dejar a una
persona tocar fondo, lo lleva a reconsiderar muchas de sus acciones.
Este último caso es bien ilustrativo, el hijo reconocía que
al regresar no podía llegar a casa como huésped lustre a reclamar derechos o
exigir privilegios, sabia que tenia que ganarse con su trabajo lo que el mismo había
desperdiciado.
Solo que el amor del padre fue mayor, y no lo puso como
jornalero, sino que lo recibió como un hijo que estaba como muerto y había revivido,
que estaba perdido y había aparecido, y eso había que celebrarlo. Pero es un
gran error patrocinarles a los hijos la vagancia, la vacancia, la holganza. Siempre habrá una segunda oportunidad para
aquel que quiera rehacer su vida.

viernes, 9 de marzo de 2012

Principios para aprender a vivir

“El alma sin ciencia no es buena, y aquel que se apresura con
los pies, peca. La insensatez del hombre
tuerce su camino, y luego contra Jehová se irrita su corazón”. (Proverbios
19:2-3)
El ser humano a lo largo de la historia se ha esforzado para
entender como funciona el mundo natural y las leyes que rigen a este, por medio
de la observación y la construcción de conocimiento. Luego, la ciencia, “scientia”,
(Conocimiento), es la obtención del conocimiento mediante los patrones que
brinda el razonamiento y la observación.
En el contexto de la Biblia y de las leyes espirituales, la
ciencia no riñe con esta definición científica, solo que la hace mas amplia; la
ciencia es comprendida como el conocimiento dado por Dios al hombre para que
aprenda a vivir. Son los principios
aplicados a las situaciones diarias de la vida para la plena realización del
ser humano.
De allí que resulta apenas comprensible y razonable
comprender que “el alma sin ciencia no es buena”; ¿Cómo pretender que una
persona sea fructífera y productiva en sus pensamientos, afectos, acciones y
decisiones, sino aplica los principios garantes de éxito? ¿Cómo lograr que le
vaya bien, sino posee el conocimiento necesario para conseguirlo?
Hay tres acciones incorrectas y erráticas que cometen las
personas: Uno: Falta de conocimiento, que se deriva de la renuencia a recibir,
aceptar y aplicar los principios garantes de felicidad y éxito. Dos: Actuar en ignorancia, dejándose llevar
por impulsos, por la insensatez y sufrir las consecuencias de sus actos
equivocados. La biblia llama Pecado a esta actitud, vivir de forma contraria a
los principios de Dios. Tres: Irritarse
con Dios, hacerle a El responsable de
las decisiones que han tomado y las acciones que han emprendido.
La Biblia es una manual de principios que le permiten al ser
humano aprender a vivir. A diferencia de
lo que muchos creen, no es un libro histórico (aunque contiene historia), ni es
un libro de moral (aunque es la base de la ética y la moral humana), y mucho
menos un libro religioso que promueve dogmas, rituales, ceremonialismos. Es un manual que ofrece principios para
aprender a vivir.
Solo hay una manera de comprobarlo, escudriñando las escrituras.
Indagando en las verdades profundas de la Biblia, los sencillos “como” para una
vida con sentido y felicidad. Sin perder de vista que es un proceso, en el cual
la fe cumple un papel fundamental.
Invariablemente, una persona que abriga los principios de
Dios en su corazón, renueva su mente, y experimenta una transformación de vida,
como dice un salmo, “la ley de Dios es perfecta, que convierte el alma”. La
persona crece espiritualmente en la medida en que su conocimiento va en
aumento.
Hoy en día reina la decepción en el mundo; los hijos se han
decepcionado de los padres, estudiantes de sus maestros; los discípulos de sus líderes,
los pueblos de sus gobernantes; sin embargo, a lo largo de la historia, hay dos
realidades que no podemos desconocer, “ni Dios nos ha fallado, ni la Biblia nos
ha mentido”. Todo pasa, pero esos
principios eternos permanecen para siempre.

miércoles, 7 de marzo de 2012

El poder de la ley de la siembra

“Hay quienes reparten y les es añadido mas; y hay quienes
retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. El alma generosa será
prosperada; y el que saciare, el también será saciado”. (Proverbios 11:24-25)
Este es uno de los casos en que las matemáticas de Dios no
están de acuerdo con las matemáticas de los hombres. En aritmética básica se nos enseña sobre
sumar y multiplicar, sobre restar y dividir.
En las matemáticas de la Biblia se nos habla que quien reparte, no resta
sino que suma y multiplica. Mientras el
que retiene, no acumula sino que resta.
Muchos no se explican como puede ser esto, la única
explicación, es que así funcionan las leyes espirituales, que son tan exactas
como las físicas. Y no tiene nada que
ver con asuntos místicos, simplemente, son principios espirituales que al ser
aplicados, se cumplen siempre.
El principio del dar va ligado a otra ley en la que coinciden
todo tipo de pensadores, desde filósofos, científicos, teólogos, antropólogos,
sociólogos hasta campesinos y personas que trabajan sembrando la tierra, es la
ley de la siembra y la cosecha, que reza algo elemental y axiomático, “todo que
el hombre siembra eso cosecha”.
Y esta ley que se cumple siempre, está relacionado con cinco
aspectos básicos: Primero, la semilla, o aquello que se siembra; si una persona
siembra o cultiva mangos, eso es lo que
va a cosechar, no será manzanos, ni peras, ni naranjas.
Segundo, la calidad de la semilla, esto no se puede
desconocer. Una buena semilla, da vida a un buen árbol; y un bueno árbol da
vida a buenos frutos. No así una semilla
muerta, o un árbol enfermo. Por lo tanto, no es solo sembrar sino asegurarse
que la semilla sea buena, sana.
Tercero, la cantidad de lo que se siembra; si se siembra
generosa o abundantemente, de esa manera se cosecha. Quien siembra escasamente, de igual manera va
a cosechar. Hay una directa proporción
entre lo que se siembra y lo que se cosecha.
Cuarto, el cultivo, que son las acciones subsiguientes a la
siembra. Si una persona solamente
siembra la semilla, pero no limpia, abona, fertiliza, riega la tierra, la
semilla se muere. Y finalmente, quinto, la siega, que se da en su tiempo, que
debe saber hacerse y que es el feliz resultado de la siembra. Si no se hace
bien, se corre el riesgo de perder todo el trabajo anterior.
En la siega comprendemos el poder la ley de la siembra,
porque de una sola semilla, se pueden sacar miles de frutos. Una persona que brinda sonrisas, recibirá muchas
mas; una persona que hace favores, ella recibirá mucho mas. Todo el bien que una persona entrega a
alguien mas, lo recibirá multiplicado, mas allá de lo que haya pensado recibir.

martes, 6 de marzo de 2012

Renunciando a las herencias de esclavitud

“El siervo no se corrige con
palabras; porque entiende mas no hace caso”. (Proverbios 29:19)
En el contexto de las finanzas,
un “siervo” es aquel que se ha vuelto un
“esclavo” financiero. Y un esclavo
financiero es aquella persona que ha perdido su libertad, no solo de tipo económica
sino espiritual, emocional y física; está atrapada en las cadenas de las
deudas, confinada en la dura cárcel de la morosidad.
El problema de la esclavitud es
que se convierte en un modo de vida en el cual la persona no solo ha perdido su
libertad sino también la esperanza de volver a ser libre. El asunto se hace mucho mas complejo, cuando
se observa un comportamiento generacional; padres que legan estas herencias a
sus hijos.
La Biblia nos ayuda a comprender
la dimensión del problema y la solución.
Recordemos que el pueblo de Israel estuvo esclavo por espacio de 450
años en Egipto; son por lo menos cuatro a cinco generaciones que vivieron
sumidos en la esclavitud.
No era fácil lograr llevar a un
pueblo de la esclavitud a la libertad.
Era necesario, en primera instancia, sacarlos físicamente de Egipto;
esto tomó unas semanas; lo segundo era mucho mas complejo, sacarles el Egipto
que llevaban dentro; esto tomó cuarenta años en el desierto.
El desierto no solo era un paso
obligado de Egipto a la Tierra Prometida, a Canaán; el desierto era fundamental en el proceso de liberación, porque
representa la desprogramación de la vida de esclavitud a una nueva vida de
libertad; había que reeducar al pueblo para la libertad. Y los procesos educativos son lentos pero
seguros.
Ellos tenían que aprender a
pensar, sentir, actuar como personas libres; de lo contrario, cuando entraran a
Canaán, los volverían a esclavizar. Había
tres aspectos en los cuales debían desprogramarse de Egipto, en su mentalidad
de esclavos; en sus creencias, costumbres y hábitos; y en ser capaces de
concebir y construir sueños, anhelos y aspiraciones.
Ellos tenían una muy pobre visión
de si mismos, y esto tenía que ver con su mentalidad. Cuando Moisés envió a unos espías a inspeccionar
la tierra, regresaron con una impresionante muestra del fruto que había en ese
lugar; ciertamente era tierra que fluía leche y miel. Sin embargo, ellos no querían
entrar, porque se enteraron que en esa tierra moraban gigantes, y ellos se sentían
como langostas al lado de ellos.
Que inmenso desafío tenia Moisés como
líder de este pueblo; quienes además llevaron consigo las creencias, costumbres
y hábitos que tenían en Egipto. Cada vez
que tenían la oportunidad, salían a relucir su antigua forma de vida. Y por supuesto, una persona con mentalidad de
esclavo, no tiene sueños ni aspiraciones.
Infortunadamente, un esclavo no
se convence con palabras, será un largo tratamiento que deberá recibir, pasar
por muchos desiertos, hasta que se desprograme y se disponga a obedecer. ¿Porque le tomó al pueblo de Israel tanto
tiempo estar en el desierto que lo pudo cruzar en unas semanas? Porque esos 40
años, fue el tiempo que precisaron para desprogramarse de Egipto y aprender a
vivir en obediencia a los principios de Dios, que los harían libres y prósperos.

lunes, 5 de marzo de 2012

El duro precio de perder la cordura

“Prenderán al impío sus propias iniquidades, y retenido será
con las cuerdas de su pecado. El morirá por
falta de corrección, y errara por lo inmenso de su locura”. (Proverbios 5: 22-23)
Que complicado resulta lograr que una persona reconozca que
su vida es un enredo y que quiera salir de él.
La mayoría de los problemas que tenemos los seres humanos, son
situaciones que nos fabricamos, a pesar de ser advertidos de no hacerlo.
Hay personas que se la pasan por la vida culpando a otros de
lo que les pasa; acusan a sus padres, a sus maestros y lideres; señalan a sus
jefes; culpan a sus amigos y amores de su desgracia; reclaman al gobierno, a
Dios; en definitiva, consideran que la causa de sus problemas está afuera, no
en ellos.
Y con esa creencia, que todo lo que les pasa, tiene que ver
con algo que alguien hizo, no asumen la responsabilidad de sus actos, sino que
transfieren a otros esa responsabilidad, y en consecuencia, las decisiones y
las acciones pertinentes de cambio y mejora.
Lo insólito, es que son personas que se han equivocado muchas
veces en lo mismo, pero vuelven hacerlo; de nada les ha servido las experiencias
anteriores; la vida no ha sido una maestra, y las equivocaciones o errores no
han significado una terapia aleccionadora, sino que siguen en su actuar necio e
inconsecuente.
Conocemos el caso de un señor, que cada rato lo asaltan
ladrones, y se queja de ello, se lamenta.
Pero hay un común denominador cada vez que lo asaltan, él se encuentra
en estado de embriaguez. Luego, si lo asaltan, no es solo por la inseguridad,
es por su irresponsabilidad en propiciar la situación.
Lo triste de muchos, es que llegan a un momento en que cruzan
el límite máximo de la posibilidad de retorno, y ya para ellos no habrá una
oportunidad más; porque han agotado todas las “segundas, terceras y enésimas oportunidades
que se les han brindado”. Finalmente
quedan atados a sus pecados.
Y que decir de aquellos, que la muerte fue la triste conclusión
de sus decisiones irracionales, se atrevieron a desafiar la muerte, y a la
muerte no se le desafía. Jugaron con fuego,
abusaron de su buena suerte, o de la misericordia de Dios, y al final, salieron
lesionados, quemados, y en el peor de los casos, perdieron el don más precioso,
la dicha de vivir.
Se dice que errar es humano, pero adoptar una conducta errática,
no puede considerarse una debilidad, sino una irracionalidad; perder la cordura
y actuar locamente, estar fuera de control conduce a esa persona a un escenario
de autodestrucción, afectando a su familia, o a quienes le rodean.

sábado, 3 de marzo de 2012

Preparando los hijos para el futuro

“En el temor de Jehová esta la
fuerte confianza; y esperanza tendrán sus hijos”. (Proverbios 14:26)
Los padres piensan que la
seguridad de sus hijos resulta de proveerles una herencia, y por eso se empeñan
en trabajar para dejarles bienes, recursos y riquezas; sin embargo dice el
manual de la vida, que lo primero en que los padres deben enfocarse y trabajar
es en construir en sus hijos la confianza en Dios.
La meta de todo padre debe ser,
lograr que sus hijos, no solo crean sino que le crean a Dios, que depositen en
el su seguridad y confianza. Y cuando un
hijo adquiere esa herencia espiritual, esa visión transmitida por sus padres, tendrán esperanza.
Niños y jóvenes que se levanten
con esa visión, su esperanza no será cortada; tendrán no solo visión de futuro
sino de la eternidad, tendrán ilusiones, anhelos, sueños para el mañana. Su visión
de la vida será clara, amplia, profunda, trascendente.
Una de las crisis actuales que se
presenta a nivel de los jóvenes, es su poca o ninguna visión trascendente de la
vida; su poca o ninguna expectativa de vida; jóvenes que no tienen deseos de
vivir, no cuentan con un propósito para la vida, y muchos se enfrentan a cada
instante a la realidad de la muerte.
Y esto se debe a una sola razón,
aquel que es “la vida y la luz de los hombres” no está actuando en sus
corazones. Pero si los padres logran la conexión
entre sus hijos y el autor y dador de la vida, todo tiene un sentido muy
diferente. El da razón de ser a la
existencia y sentido a la vida.
Concebir a un muchacho que se
conecta con el autor de la vida, nos lleva a creer que algo grande puede
suceder con el; que ese niño o ese joven, puede llegar a ser alguien especial,
alguien grande, alguien que se va a distinguir, a destacar, gracias a que su
vida esta en las manos de Dios.
Pero un “pelado” separado de
Dios, ¿Quién puede llegar a ser? Tal vez un miserable, un desgraciado, un
mediocre, un delincuente, un depresivo. ¿Qué expectativa para el futuro se
puede tener de un joven separado de Dios? Cualquier barbaridad puede cometer o sucederle
a una persona que no vive en sociedad con Dios.
Los padres deben esforzarse en
trabajar para llevar el sustento a la casa, a la familia, llevando bienestar al
hogar; pero eso es secundario, lo primario es construir la confianza en su
Hacedor. Y cuando un joven se levanta
sobre los hombros de un gigante, que es Dios, de ese joven hay una gran
esperanza, una alta expectativa de lo que puede llegar a ser, hacer y
trascender.
Caso contrario, un joven separado
de Dios, puede llegar a ser un problema, un parasito social, una carga para
otros, un dependiente de su familia. Los padres deben entonces, no solo
trabajar para traer prosperidad a sus hijos, sino en discipularles para que
aprendan ser prósperos. Que hagan de sus
hijos, hombres y mujeres cuyas vidas estén fundadas en los principios de aquel
que hacer de personas ordinarias, seres extraordinarios.
Hay confianza y seguridad en un
hombre que hace de Dios su aliado; que tiene en El su seguridad y confianza; de
una persona así, se espera lo mejor, lo mas grande; pero ¿Qué esperar de una persona
que está separada de El? Solo augurios de problemas, vaticinio de dolores de
cabeza, presagio de tristezas y aflicciones.

Obnubilarse por falsas expectativas

“El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones; mas el que se
apresura a enriquecerse no será sin culpa”. (Proverbios 28:20)
¿Quién es un hombre de verdad? Aquel que procede
correctamente, ése recibirá rica recompensa; no así, aquel que en su afán por
enriquecerse se desvía de su camino y termina enredado en negocios turbios o
abrazando riquezas de dudosa procedencia.
El problema de muchos es que toman el camino equivocado; se
dejan seducir o obnubilar por aquellos que les prometen, dinero o riqueza rápida,
sin mayor esfuerzo y riqueza no poca, que es justamente lo que les resulta mas
atractivo. Pero es de preguntarse, ¿es el camino correcto?
Basta dar una rápida mirada a la historia reciente de nuestro
país (Colombia) para corroborar, que quienes quisieron tomar el atajo o el
camino rápido, terminaron enredados, emproblemados; muchos en la cárcel y otros
murieron en su osadía.
Buscando la riqueza rápida y no poca, unos tomaron el camino
del narcotráfico, y lograron riqueza, mucha riqueza, ¿pero como han terminado?,
otros optaron por el camino de la corrupción; destruyendo la confianza en el país
y cayeron en la red que ellos mismos construyeron.
Están aquellos que eligieron el camino de lo ilícito, del
contrabando, las diferentes mafias; sin olvidar el caso de miles de miles,
quienes sin caer en delitos, también terminaron prisioneros de sus malas decisiones,
el caso de los que optaron por el camino del endeudamiento sistemático.
Cualquiera sea el caso, dentro o la margen de la ley, todos
estos casos nos sirven para demostrar que el afán por enriquecerse, lleva a las
personas a actuar alocadamente; a perder el control y a sucumbir ante las
consecuencias de sus malas decisiones.
Y aunque no todos han cometido delitos, sin han cometido
infracciones a la ley de Dios, se han alejado de los principios garantes del éxito
y de la prosperidad, sufriendo las consecuencias de dejarse llevar por la obstinación,
el amor compulsivo al dinero y la ambición por las riquezas rápidas.
Y que decir de aquellos que siguen esperanzados en el juego,
perdiendo grandes sumas de dinero, comprometiendo el patrimonio propio y el de
su familia; o el caso de aquellos que le siguen apostando a las loterías,
esperanzados, que un día, un golpe de suerte de pobre le sacará.
Es mucho mas juicioso, serio, responsable y razonable actuar
con prudencia y discreción; enfocarse en el trabajo, así éste demande un
proceso de mayor esfuerzo, espera, dedicación, sacrificio; pero al menos, la
persona sabe que no terminará sus días,
en un hospital, en la cárcel y
mucho menos en el cementerio por decisiones equivocadas motivadas por la
codicia o la avaricia.

Un poco candido pero no tonto

“El simple todo lo cree; mas el avisado mira bien sus
pasos. El sabio teme y se aparta del
mal; mas el insensato se muestra insolente y confiado”. (Proverbios 14:15-16)
Hay cinco debilidades que afectan a la personas y son causa
de todo tipo de problemas; y si una persona quieren ahorrarse dificultades o
dolores de cabeza, debe revisar su vida para no caer en alguna de ellas, y en
caso de presentarse, hacer los correctivos del caso.
ü Ingenuidad: Una persona ingenua puede
resultar admirada por su inocencia, pero abusada por otros debido a su
candidez. Ese candor puede terminar siendo para la persona en una debilidad
marcada de la que otros pueden sacar ventaja o provecho.

ü Inconciencia: hay personas que no se
alcanzan a dar cuenta del alcance y el impacto que pueden causar sus palabras y
acciones. Así sea evidente para quienes
lo rodean, la persona no se da por enterada de lo que hace y nadie le hace caer
en la cuenta de su error.

ü Intolerancia: Su incapacidad para
aceptar la diferencia o aquello que le molesta conduce a la persona a asumir
actitudes agresivas y hostiles; la intolerancia no solo se refiere a las
actitudes o conductas de otras personas; sino también a la incapacidad para
soportar la crisis, el dolor, el sufrimiento.

ü Inmadurez: Dice un precepto, “sed
niños en la malicia y maduros en el modo de pensar”; De un niño se espera que actué
como tal, lo mismo de un adulto, lo que resulta incomprensible, es un adulto se
siga comportando como un infante o adolescente, asumiendo actitudes o
comportamiento infantiles, incapaz de responder por su actos.

ü Inconstancia: aquella tendencia a
comenzar y no terminar; algunas personas son cíclicas, variables en su animo,
sus opiniones y decisiones. Es
lamentable que una persona así, nunca concluye, por tanto no obtiene resultados
a corto plazo y mucho menos a largo plazo.
Una persona simple es recurrente en estos aspectos que hemos
mencionado; desconcierta que frente a peligros eminentes, no toma decisiones
sino que se deja envolver y llevar por el devenir de las circunstancias. A
pesar de estar siendo avisado o advertido, actúa como sino lo estuviera.
No así una persona sabia; aquella que se mueve según la guía de
los principios de vida, que le permiten saber que hacer y como hacerlo en cada
situación que encare y enfrente; sea un problema a resolver; una necesidad a
satisfacer, un reto a asumir; una meta a alcanzar y desafío al cual responder.

¿Que sentido tiene la jactancia?

“No te jactes del día de mañana, porque no sabes que dará de
si el día”. (Proverbios 27:1)
Es perfectamente válido pensar y planear el mañana,
proyectarse al futuro; no solo es válido, es necesario hacerlo, es un acto
sabio, inteligente, prudente; al fin de cuentas, el ser humano es la única criatura
con la capacidad de anticiparse al futuro.
El tema en este caso no es soñar, pensar o proyectarse al
futuro; sino la inflexión del que se jacta, es decir, “ese cambio de acento o
de tono en la voz”, ese comentario con tono de orgullo, con aire de prepotencia,
autosuficiencia, esa actitud que se percibe de altivez, arrogancia; que deja un
sinsabor que no termina gustando.
Nadie es dueño del hoy ni del mañana; porque no sabemos con
exactitud la cuenta de nuestros días, ni el papel de la circunstancias; solo
Dios sabe en realidad que va a suceder.
El apóstol Santiago nos recuerda el sinsentido que resulta gloriarse o
vanagloriarse respecto del mañana:
“! Vamos ahora! Los que decís: Hoy y mañana iremos a tal
ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis
lo que será mañana. Porque ¿qué es
vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y
luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais
decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello”. (Santiago
4:13-16)
No se puede confundir determinación con obstinación. “Lo voy a hacer y nada ni nadie me va a impedir
que lo haga”. Es el tono lo que molesta;
detrás de una frase hay una actitud encubierta; como bien puede ser una firme determinación
indeclinable a no renunciar a un ideal, puede ser de igual forma, una clara
evidencia de jactancia. Es sutil, por
eso debemos ser humildes y pedirle al Señor sabiduría.
Hemos aprendido, que en muchas ocasiones, Dios se verá en la
necesidad de “torcer” nuestros planes, con el fin de “enderezar” nuestros pasos
o “proteger” nuestra vida. Por eso, resulta tan oportuno el consejo de Santiago,
es mejor decir, “Si Dios quiere, haremos esto o aquello”, que Dios haga lo que
mejor le parezca.
Dice en otro texto, “la suerte se echa en el regazo, mas de
Dios es la decisión de ella” (Proverbios 16:33)
Lo que está en juego, es la actitud, hasta que punto esa persona está
dispuesta a ser humilde y dejarse guiar, a reconocer que puede estar
equivocado, a aceptar que sus planes pueden cambiar o ser mejorados.
Jesús enseñó acerca de un hombre que tenía muchos planes, “haré
esto y aquello”, “voy a edificar, voy a guardar… Cuando tenga mucho, voy a
reposar”. Y el Señor dice, “necio, como sabes tú, que esa noche vienen por tu
alma, y lo que has guardado, ¿para quien será? Ese es el caso de quien se hace
rico para el mundo, pero pobre para Dios.
Es mejor encomendarse con humildad, que andar jactándose y vanagloriándose.
¿Cuántos han tenido que salir con vergüenza a reconsiderar sus palabras o
afirmaciones? ¿Cuántos han tenido que reconocer que perdieron la cordura y se
dejaron llevar por la locura del orgullo y la soberbia? Es mejor callar, porque
luego de hablar descomedidamente, ¿Cómo se recogen la palabras?

viernes, 2 de marzo de 2012

La insustituible Palabra de Dios

“Toda palabra de Dios es limpia; Él es escudo a los que en él
esperan. No añadas a sus palabras para que no te reprenda, y seas hallado
mentiroso”. (Proverbios 30:5-6)
Le suena familiar, “Dios dijo: Ayúdate que yo te ayudare”; son
muchos los que afirman esto con un tono de sapiencia insospechada; y aunque esta
frase no tiene nada de malo en si misma, el asunto es que Dios nunca dijo eso,
o al menos eso no está escrito en la Biblia.
Este caso nos sirve para plantear una situación que puede
pasar inadvertida y como algo inofensivo, pero que en otro contexto, puede
resultar muy peligroso; hay afirmaciones humanas que se han dicho en nombre de
Dios, que han terminado en “guerras santas”.
Recuerde que “todo texto, fuera de contexto, se usa como pretexto”.
A lo largo de los siglos se han levantado hombres, según ellos
“mensajeros de Dios”, que osadamente se han atrevido a hablar, enseñar o
anunciar sobre temas, visiones, doctrinas, que nunca salieron de la boca de
Dios, sino de aquellos que de su corazón se lo inventan.
De la manera que Dios nunca dijo, “ayúdate que yo te ayudaré”,
se enseñan doctrinas humanas y se hacen creer que son el pensamiento divino
revelado a la humanidad, pero no es otra cosa, que el afán de muchos, de ser
reconocidos, exaltados, y en consecuencia, seguidos como hombres iluminados.
Dice el Salmo, “la ley de Dios es perfecta, que convierte el
alma”; eso es lo que Dios hace a través de su Palabra, transforma el alma, el corazón
humano; ese es el poder transformador inherente a la Palabra; no así las
palabras persuasivas de humana sabiduría, que no dejan de ser eso, vana palabrería.
¡Existe tanto afán de protagonismo en el corazón de los
hombres!, Hay tanta ansiedad y ambición por parecer superiores; y no semejantes
a Dios, y ese afán es el que lleva a muchos a tomarse la vocería en nombre de aquel
que nunca les ha enviado, de hablar en su nombre, o de enseñar como doctrina de
Dios, enseñanzas de hombres.
A las gentes del mundo les ha despertado una inquietante
hambre espiritual, como nunca antes, las personas están buscando respuesta a
sus interrogantes básicos, pero no la van hallar ni en la filosofía, ni en la religión,
ni en la ciencia o en aquello que la Biblia denomina, la falsamente llamada
ciencia.
La mejor manera de conocer la verdad de Dios es ir a la
fuente, a la Biblia. El apóstol Pablo
dijo: “toda la escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir,
para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. (2 Timoteo 3:16-17)

El conocimiento del Altisimo

“El temor de Dios es el principio de la sabiduría, y el
conocimiento del Santísimo es la inteligencia”. (Proverbios 9:10)
En la vida cotidiana hay dos tipos de conocimiento, aquel que
se deriva del aprendizaje diario de las experiencias de la vida, de los
procesos mentales que elaboran los seres humanos, y aquel conocimiento que
proviene de profundizar en las verdades de la vida espiritual.
Quien se interese en la vida espiritual, debe tener en cuenta
que hay dos tipos de conocimiento, conocer acerca de Dios y conocer a
Dios. La gran mayoría de las personas
saben algo acerca de Dios, a esto llamaremos religión, pero muy pocos conocen a
Dios, lo que demanda una relación mas estrecha.
En el mundo están aquellos que se declaran ateos y no están interesados
en conocer a Dios ni acerca de él; aquellos que no creen pero están abiertos al
conocimiento; aquellos que dicen que creen, pero no le conocen; aquellos que
creen y le conocen, pero no obedecen; y aquellos que creen en Dios, le conocen,
y obedecen a sus principios y mandamientos, que viven una autentica conversión.
Luego hay dos tipos de fe, los que creen en Dios y los que le
creen a Dios, solo que para creerle a Dios y obedecerle, es menester conocerle,
y para conocer a Dios, necesariamente debemos aprender a escudriñar su Palabra,
porque Dios se ha dado a conocer al ser humano a través de su Palabra, la
Biblia.
¿Porqué hay tantas equivocaciones? ¿Por qué el ser humano es
reiterativo en cometer errores? ¿Porque está lejos del conocimiento del Altísimo;
conocimiento que no está escondido ni oculto, sino al alcance de todo aquel que
se disponga a abrir su mente y corazón a la riqueza que Dios ofrece? Por la terquedad y la obstinación humana, por
su anarquía.
Bien dice su Palabra, “mi pueblo perece por falta de
conocimiento”, y no se refiere al conocimiento académico o el que se adquiere
en la experiencia de la vida, sino a aquel conocimiento que comprende conocer y
entender las verdades profundas de Dios.
Dice otro texto, “Hijo mio, si recibiereis mis palabras y mis
mandamientos guardares dentro de ti, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría;
si inclinares tu corazón a la prudencia, si clamares a la inteligencia; y a la
prudencia diereis tu voz;: si como a la plata la buscares, y la escudriñares
como a tesoros, entonces entenderás el temor de Dios y hallaras el conocimiento
de Dios. Porque Dios da la sabiduría y
de su boca viene el conocimiento y la inteligencia”. (Proverbios 2:1-6)
¿Dónde está la clave? En adoptar una actitud humilde; es
dejarse guiar por el camino de la vida; en reconocer que antes que la creatura
está el Creador y brindarse la oportunidad de someter el entendimiento a la revelación. Él tiene para nosotros, “cosas que ojo no ha
visto, no oído ha escuchado, ni han subido a corazón de hombre, que son las
cosas que Dios ha preparado para los que le aman”.

jueves, 1 de marzo de 2012

Principios para ser felices

“Hijo mio, guarda mis razones, y atesora contigo mis
mandamientos. Guarda mis mandamientos y vivirás, y mi ley como las niñas de tus
ojos”. (Proverbios 7:1-2)
Cada vez que usted va a un almacén o tienda y adquiere un
equipo o electrodoméstico, le entregan con el equipo o artefacto, el manual del
uso, en el cual aparece una recomendación o advertencia, “lea el manual de
instrucciones antes de usar el equipo”. Y es sabio seguir el consejo.
El ser humano es la “maquina” mas compleja y sofisticada que
existe, su diseño solo pudo ser concebida por la mente mas prodigiosa del
universo, la mente del Creador; si los hombres somos conscientes que no podemos
entregar un producto sin llevar consigo el manual, ¿Cuánto mas Dios?
Por supuesto, que a él no se le podría escapar un
razonamiento tan elemental. La pregunta
es, ¿Dónde está el manual para las personas? ¿Existe un manual para la vida? La
respuesta es, si; ese manual es la Biblia, que no solo es un libro, sino la guía
del Creador revelada al hombre para su felicidad.
Infortunadamente, con la Biblia sucede lo mismo que con la mayoría
de las manuales de equipos y maquinas que adquirimos, terminan guardados en una
gaveta o cajón, sin haber sido consultados previamente; hasta que un día
cualquiera, cuando el artefacto sufra algún daño o accidente, es cuando se
decide consultar el manual.
Paradójicamente, con el ser humano, ni siquiera esa opción se
da, ya que al sufrir una crisis, atravesar por una situación problema; afrontar
dificultades, o padecer aflicciones, las personas acuden a todo tipo de ayuda o
recurso, y solo en muy contados casos, deciden consultar el manual de vida.
Los consejos más valiosos que se guardan en el corazón de una
persona, son aquellos que vienen de sus padres, hay tres sencillas razones para
que sea así: 1) Son quienes les dieron la vida. 2) Son quienes les entregaron
su vida para criarlos. 3) Son las personas que más les aman.
Lo que muchos no alcanzan a entender, es que Dios, no solo es
el Creador de la vida y nos ofreció ese maravilloso don; de igual manera nos ha
dado todo lo que está a su alcance para que lo recibamos y seamos felices por
ello; y es el ser que nos ama con un amor eterno e inalterable.
La única manera de entenderlo, es conociendo su palabra y
viviendo por ella. Los mandamientos de
Dios no son gravosos, no son una carga, ni coartan la libertad; son
manifestaciones de un Padre amoroso, que busca el bien y la felicidad de sus
hijos.
Muchos consideran que sus bienes más preciados son materiales
o económicos, en realidad, nada es comparable con los principios que nos guían
por la vida y nos permiten ser personas plenas, realizadas, felices y prósperos.