sábado, 3 de marzo de 2012

Obnubilarse por falsas expectativas

“El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones; mas el que se
apresura a enriquecerse no será sin culpa”. (Proverbios 28:20)
¿Quién es un hombre de verdad? Aquel que procede
correctamente, ése recibirá rica recompensa; no así, aquel que en su afán por
enriquecerse se desvía de su camino y termina enredado en negocios turbios o
abrazando riquezas de dudosa procedencia.
El problema de muchos es que toman el camino equivocado; se
dejan seducir o obnubilar por aquellos que les prometen, dinero o riqueza rápida,
sin mayor esfuerzo y riqueza no poca, que es justamente lo que les resulta mas
atractivo. Pero es de preguntarse, ¿es el camino correcto?
Basta dar una rápida mirada a la historia reciente de nuestro
país (Colombia) para corroborar, que quienes quisieron tomar el atajo o el
camino rápido, terminaron enredados, emproblemados; muchos en la cárcel y otros
murieron en su osadía.
Buscando la riqueza rápida y no poca, unos tomaron el camino
del narcotráfico, y lograron riqueza, mucha riqueza, ¿pero como han terminado?,
otros optaron por el camino de la corrupción; destruyendo la confianza en el país
y cayeron en la red que ellos mismos construyeron.
Están aquellos que eligieron el camino de lo ilícito, del
contrabando, las diferentes mafias; sin olvidar el caso de miles de miles,
quienes sin caer en delitos, también terminaron prisioneros de sus malas decisiones,
el caso de los que optaron por el camino del endeudamiento sistemático.
Cualquiera sea el caso, dentro o la margen de la ley, todos
estos casos nos sirven para demostrar que el afán por enriquecerse, lleva a las
personas a actuar alocadamente; a perder el control y a sucumbir ante las
consecuencias de sus malas decisiones.
Y aunque no todos han cometido delitos, sin han cometido
infracciones a la ley de Dios, se han alejado de los principios garantes del éxito
y de la prosperidad, sufriendo las consecuencias de dejarse llevar por la obstinación,
el amor compulsivo al dinero y la ambición por las riquezas rápidas.
Y que decir de aquellos que siguen esperanzados en el juego,
perdiendo grandes sumas de dinero, comprometiendo el patrimonio propio y el de
su familia; o el caso de aquellos que le siguen apostando a las loterías,
esperanzados, que un día, un golpe de suerte de pobre le sacará.
Es mucho mas juicioso, serio, responsable y razonable actuar
con prudencia y discreción; enfocarse en el trabajo, así éste demande un
proceso de mayor esfuerzo, espera, dedicación, sacrificio; pero al menos, la
persona sabe que no terminará sus días,
en un hospital, en la cárcel y
mucho menos en el cementerio por decisiones equivocadas motivadas por la
codicia o la avaricia.

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