viernes, 9 de marzo de 2012

Principios para aprender a vivir

“El alma sin ciencia no es buena, y aquel que se apresura con
los pies, peca. La insensatez del hombre
tuerce su camino, y luego contra Jehová se irrita su corazón”. (Proverbios
19:2-3)
El ser humano a lo largo de la historia se ha esforzado para
entender como funciona el mundo natural y las leyes que rigen a este, por medio
de la observación y la construcción de conocimiento. Luego, la ciencia, “scientia”,
(Conocimiento), es la obtención del conocimiento mediante los patrones que
brinda el razonamiento y la observación.
En el contexto de la Biblia y de las leyes espirituales, la
ciencia no riñe con esta definición científica, solo que la hace mas amplia; la
ciencia es comprendida como el conocimiento dado por Dios al hombre para que
aprenda a vivir. Son los principios
aplicados a las situaciones diarias de la vida para la plena realización del
ser humano.
De allí que resulta apenas comprensible y razonable
comprender que “el alma sin ciencia no es buena”; ¿Cómo pretender que una
persona sea fructífera y productiva en sus pensamientos, afectos, acciones y
decisiones, sino aplica los principios garantes de éxito? ¿Cómo lograr que le
vaya bien, sino posee el conocimiento necesario para conseguirlo?
Hay tres acciones incorrectas y erráticas que cometen las
personas: Uno: Falta de conocimiento, que se deriva de la renuencia a recibir,
aceptar y aplicar los principios garantes de felicidad y éxito. Dos: Actuar en ignorancia, dejándose llevar
por impulsos, por la insensatez y sufrir las consecuencias de sus actos
equivocados. La biblia llama Pecado a esta actitud, vivir de forma contraria a
los principios de Dios. Tres: Irritarse
con Dios, hacerle a El responsable de
las decisiones que han tomado y las acciones que han emprendido.
La Biblia es una manual de principios que le permiten al ser
humano aprender a vivir. A diferencia de
lo que muchos creen, no es un libro histórico (aunque contiene historia), ni es
un libro de moral (aunque es la base de la ética y la moral humana), y mucho
menos un libro religioso que promueve dogmas, rituales, ceremonialismos. Es un manual que ofrece principios para
aprender a vivir.
Solo hay una manera de comprobarlo, escudriñando las escrituras.
Indagando en las verdades profundas de la Biblia, los sencillos “como” para una
vida con sentido y felicidad. Sin perder de vista que es un proceso, en el cual
la fe cumple un papel fundamental.
Invariablemente, una persona que abriga los principios de
Dios en su corazón, renueva su mente, y experimenta una transformación de vida,
como dice un salmo, “la ley de Dios es perfecta, que convierte el alma”. La
persona crece espiritualmente en la medida en que su conocimiento va en
aumento.
Hoy en día reina la decepción en el mundo; los hijos se han
decepcionado de los padres, estudiantes de sus maestros; los discípulos de sus líderes,
los pueblos de sus gobernantes; sin embargo, a lo largo de la historia, hay dos
realidades que no podemos desconocer, “ni Dios nos ha fallado, ni la Biblia nos
ha mentido”. Todo pasa, pero esos
principios eternos permanecen para siempre.

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