sábado, 3 de marzo de 2012

Preparando los hijos para el futuro

“En el temor de Jehová esta la
fuerte confianza; y esperanza tendrán sus hijos”. (Proverbios 14:26)
Los padres piensan que la
seguridad de sus hijos resulta de proveerles una herencia, y por eso se empeñan
en trabajar para dejarles bienes, recursos y riquezas; sin embargo dice el
manual de la vida, que lo primero en que los padres deben enfocarse y trabajar
es en construir en sus hijos la confianza en Dios.
La meta de todo padre debe ser,
lograr que sus hijos, no solo crean sino que le crean a Dios, que depositen en
el su seguridad y confianza. Y cuando un
hijo adquiere esa herencia espiritual, esa visión transmitida por sus padres, tendrán esperanza.
Niños y jóvenes que se levanten
con esa visión, su esperanza no será cortada; tendrán no solo visión de futuro
sino de la eternidad, tendrán ilusiones, anhelos, sueños para el mañana. Su visión
de la vida será clara, amplia, profunda, trascendente.
Una de las crisis actuales que se
presenta a nivel de los jóvenes, es su poca o ninguna visión trascendente de la
vida; su poca o ninguna expectativa de vida; jóvenes que no tienen deseos de
vivir, no cuentan con un propósito para la vida, y muchos se enfrentan a cada
instante a la realidad de la muerte.
Y esto se debe a una sola razón,
aquel que es “la vida y la luz de los hombres” no está actuando en sus
corazones. Pero si los padres logran la conexión
entre sus hijos y el autor y dador de la vida, todo tiene un sentido muy
diferente. El da razón de ser a la
existencia y sentido a la vida.
Concebir a un muchacho que se
conecta con el autor de la vida, nos lleva a creer que algo grande puede
suceder con el; que ese niño o ese joven, puede llegar a ser alguien especial,
alguien grande, alguien que se va a distinguir, a destacar, gracias a que su
vida esta en las manos de Dios.
Pero un “pelado” separado de
Dios, ¿Quién puede llegar a ser? Tal vez un miserable, un desgraciado, un
mediocre, un delincuente, un depresivo. ¿Qué expectativa para el futuro se
puede tener de un joven separado de Dios? Cualquier barbaridad puede cometer o sucederle
a una persona que no vive en sociedad con Dios.
Los padres deben esforzarse en
trabajar para llevar el sustento a la casa, a la familia, llevando bienestar al
hogar; pero eso es secundario, lo primario es construir la confianza en su
Hacedor. Y cuando un joven se levanta
sobre los hombros de un gigante, que es Dios, de ese joven hay una gran
esperanza, una alta expectativa de lo que puede llegar a ser, hacer y
trascender.
Caso contrario, un joven separado
de Dios, puede llegar a ser un problema, un parasito social, una carga para
otros, un dependiente de su familia. Los padres deben entonces, no solo
trabajar para traer prosperidad a sus hijos, sino en discipularles para que
aprendan ser prósperos. Que hagan de sus
hijos, hombres y mujeres cuyas vidas estén fundadas en los principios de aquel
que hacer de personas ordinarias, seres extraordinarios.
Hay confianza y seguridad en un
hombre que hace de Dios su aliado; que tiene en El su seguridad y confianza; de
una persona así, se espera lo mejor, lo mas grande; pero ¿Qué esperar de una persona
que está separada de El? Solo augurios de problemas, vaticinio de dolores de
cabeza, presagio de tristezas y aflicciones.

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