martes, 31 de enero de 2012

Algunos la flojera los esta consumiendo

“Si fueres flojo en el día del
trabajo, tu fuerza será reducida”. (Proverbios 24:10)
Hay dos tipos de personas, los
que hallan razones para hacer las cosas y los que hallan razones para no
hacerlas. Eso es lo que marca la
diferencia entre un diligente y un negligente, entre una persona excelente y un
mediocre. Entre una persona que produce
resultados, y otra que siempre tiene una explicación o una excusa.
Algunas personas se levantan con
muchas ganas de trabajar, pero se las “aguantan”, y esa actitud holgazana,
descuidada y perezosa, es la principal razón por la cual muchas personas no
prosperan en la vida, sino por el contrario, su pobreza espiritual, mental y
material se acentúa cada día mas.
El ser humano es el resultado de
las exigencias a su productividad, pero si nunca se exige, jamás conocerá la
magnitud de su potencial. Y no se trata
solo de una exigencia muscular, del desarrollo de los bíceps o tríceps, sino
ante todo del musculo de la imaginación, del poder creativo.
Que lamentable es observar, el
caso de personas con cuerpos esculturales, pero con la mente atrofiada por
falta de uso. Y esto de usar la
capacidad intelectiva y creativa se ha convertido en un complicado eslabón, que
de no superarse, quedaremos rezagados al avance de la humanidad.
No es un secreto, el reconocer
que detrás de todo atraso cultural y económico, yace un adormilamiento
intelectual y espiritual, se esconde un retraso educativo, debido a que la
gente ha perdido el ritmo a seguir aprendiendo y aplicando lo aprendido.
La pasividad de los actores
sociales, está confinando a la sociedad a continuar en el letargo en el que ha caído,
y al cual se ha acostumbrado. Nadie hace
nada para cambiar y superar la inercia que resulta de abrigar los ánimos bajo
el manto de la pereza, la flojera y dejar para después lo que debe hacerse de
inmediato.
En otra versión, haciendo
referencia al mismo precepto dice, “eres de baja calidad sino soportas la
adversidad”. Una persona que huye al
compromiso, que evade su responsabilidad o abandona su trabajo, está
demostrando que calidad de persona es.
El mundo actual demanda hombres y
mujeres que sean proactivos, que asuman con responsabilidad su deber; que no
haya que estar recordándoles lo que tienen que hacer, ni remolcándolos para que
avancen sin quedarse atrás. Hombres y mujeres que decidan ser parte de la solución
y no del problema.
Algunos se han vuelto cínicos,
descarados, les gusta que otros los sostengan; algunos hijos son una pesada
carga para sus padres, que no hacen nada para que sus hijos comiencen a valerse
por si mismos; al contrario, los consienten como si fueran bebes; y los han
convertidos en una parásitos haraganes.
Que comen como alentados pero trabajan como enfermos.
La flojera nunca será una aliada
de la prosperidad ni del progreso, más bien es una especie de germen, de
enfermedad social que convierte a las personas en impedidos mentales y físicos para
actuar; no porque lo sean, sino porque esa ha sido su elección, y otros se la
patrocinan. .
Hay miles de personas que poseen
valiosos dones, talentos, habilidades, pero en su vida no pasa nada, no logran
nada, no alcanzan nada, ¿Por qué? Porque la pereza, la flojera los esta
consumiendo, y de seguir así, no solo van rumbo a la pobreza, sino que terminan
atrofiando sus capacidades y potencialidades, cerrando la puerta al éxito y la
prosperidad.

Los altibajos de la vida ponen a prueba el corazon

“Dos cosas te he demandado; no me las niegues antes que
muera: Vanidad y palabra mentirosa aparta de mi; no me des pobreza ni riquezas;
mantenme del pan necesario; no sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es
Dios? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios”. (Proverbios
30:8-9)
En la Puerta de Delfos, Templo de Apolo en Grecia, aparece el famoso
aforismo griego: “Conócete a ti mismo”, tal vez la mas ardua tarea que tiene una
persona por delante; feliz aquel que mucho antes que llegue al final de sus
días, haya aprendido a conocerse al menos un poco.
Una persona que aprende a conocerse, esta en mayores
posibilidades de aprender a autorregularse, a tener mayor control de sus emociones
o impulsos; y de eso se trata la madurez emocional, se capaz de poner en
cintura las emociones básicas.
Los situaciones extremas pueden llevar a una persona a
cometer locuras, también podría decirse, que una persona al borde de la locura,
cruza el limite hacia las situaciones extremas, que siempre terminan lesionando
a quien cae en ellas.
Este proverbio describe la historia de muchas personas, que
revelan su verdadera esencia en situaciones extremas; en la pobreza o en medio
de los problemas se llenan de amargura y terminan blasfemando el nombre de su
Dios.
Y en la riqueza, la
historia no es muy diferente, porque la persona se llena de vanidad, soberbia,
altivez, autosuficiencia y en medio de su orgullo quita los ojos de su Señor.
De allí la decisión, de mantenme de lo necesario.
Eso explica, porque muchas personas no superan su promedio,
se mantienen en el mismo nivel, porque si bajan, reniegan; pero si se elevan,
niegan al Dios que les hace prosperar. En todo caso, los altibajos financieros
son un termómetro que mide la temperatura del corazón.
No son pocos los casos de personas que consiguen dinero y
pierden la cabeza, tampoco son pocos los casos de personas que pierden dinero y
pierden la cabeza. El asunto de fondo,
no debe ser si se gana o se pierde de dinero, sino que independiente de las
circunstancias la cabeza conserve su lugar.
¿Quién establece el límite de la abundancia? Uno mismo. Hay un principio elemental de la
administración, aquel que reza, “a cada uno se le entrega según su capacidad”. Una persona que no esta en capacidad de
recibir mucho, recibirá poco.
Pero aquel que esta en capacidad de recibir más, se le dará
mas. Sin perder de vista que en igual
forma se le va a exigir; porque al que mucho se le da, mucho se le demandará, y
la mas importante demanda, es la capacidad de guardar el corazón. Por Alexander Dorado Albán.

lunes, 30 de enero de 2012

Dependiendo del Dador de la Vida Abundante

“La bendición de Dios es la que enriquece, y no añade
tristeza con ella”. (Proverbios 10:22)
Los padres tienen por naturaleza bendecir a sus hijos, mas los
de antaño que los actuales; “Ve con Dios”,
“que Dios te bendiga”, era la costumbre de muchos padres, quienes al bendecir a
sus hijos, se aseguraban de su bienestar y seguridad. Al bendecir a sus hijos se sentían tranquilos,
pensaban que así estarían seguros y les iría bien en sus actividades.
Pero, ¿es la bendición solamente un decir, una declaración de
fe? ¿O es una respuesta divina a quien le hace esa petición a Dios? Pues bien, la única manera de saberlo, es comprobando
que Dios responde a la petición de aquellos que ponen en él su confianza.
Y para eso, hay que pedirle algo específico, algo conforme a
su voluntad por medio de la oración, sabiendo que la respuesta se dará en los
mismos términos en que fue solicitada. Y
esto con el único fin, que a la persona no le quede ni la menor duda que su petición
fue escuchada y respondida.
¿Por qué se dice que la bendición de Dios es la que enriquece?
Para entenderlo, debemos repasar que es la riqueza; la cual no tiene que ver
con lo material sino con lo espiritual; es decir, una persona bendecida es aquella
que espiritualmente está mejor dotada para atraer para su vida la abundancia.
La diferencia entre la abundancia espiritual y la abundancia
material, esta en que la primera no genera ningún tipo de tensión, ni vanidad,
ni apegos, ni ataduras; por el contrario, entre mas abundancia espiritual tenga
la persona mas libre se siente, y por ende feliz, plena, realizada.
No sucede así con la abundancia material, que convierte a las
personas en esclavos de su fortuna, los vuelve seres dependientes, y por ende
infelices. Una persona que supedita su
felicidad a lo material, que es la riqueza relativa, se está perdiendo la
oportunidad de ser verdaderamente prospero con la riqueza espiritual.
¿A cuántos les pasa, que entre mas bienes materiales tienen
mas preocupados y tensos viven? Se ven a gatas para manejar o cuidar su riqueza
material; mientras que una persona que aprende a vivir con lo básico, tiene de
sobra paz y tranquilidad espiritual.
Rico no es el que mas tiene sino el que menos necesita.
La persona que se acostumbra a la riqueza material se
convierte en un ser dependiente; el gran secreto en la vida espiritual
consiste, en aprender ser feliz sin depender de la riqueza material. No son las
dadivas las que hacen a una persona rica, sino su relación con el dador.
Jesús dijo, “Yo he venido para que tengan vida y para que la
tengan en abundancia”; y esta calidad de vida no se refiere solo a lo
espiritual, sino que involucra a la persona humana como ser integral. Es una abundancia en todo sentido, solo que
se basa en una relación solida con el dador.
Con las riquezas materiales pasa lo mismo, que con aquello que
proviene del mundo, que es la fuente de la aflicción, las personas terminan
haciendo de la riqueza, del dinero el eje de sus vidas, y esto no genera
felicidad, sino desdicha, tristeza. No así,
que sabe que su vida esta en manos de Dios y su felicidad depende de su bendición.

La herencia de un buen nombre

“Camina en su integridad el justo;
sus hijos son dichosos después de él”. (Proverbios 20:7)
En el diccionario Larousse, aparece citado el nombre de un
Presidente de Colombia, es muy normal que esto suceda, ya que en un libro de
consulta como este, quedan registrados aquellos líderes, estadistas y hombres
que han escrito la historia de sus países o de la humanidad. Lo triste y lamentable es lo que en este
caso, registra el diccionario acerca de este personaje, “Presidente de
Colombia, cuyo gobierno estuvo relacionado con el narcotráfico”.
¿Qué le parece? De esa manera será recordado ese hombre de
Estado, es lo que se dirá de él y de su periodo de gobierno en las aulas de
clase, eso será lo que se diga de él en
el futuro. Ese fue el reglón que le
aportó al país en su historia reciente. Y así en el inconsciente colectivo ese
episodio termine por borrarse, no será quitado de los anales y de los libros de
historia. Así como, el peso que tendrán que
llevar sobre sí, sus hijos o nietos que heredaron su apellido y porque no
decirlo, hasta los colombianos.
Es común encontrar que el apellido de una familia se asocia
con una actividad comercial y en algunos casos, ha llegado a ser tal su
trayectoria que han logrado una fama, reconocimiento o prestigio internacional;
pero también está la otra cara de la moneda, aquellas familias, cuyos nombres
siempre han estado relacionados o asociados con actividades cuestionadas, al
margen de la ley o de la moral, y que no escapan a la sanción social.
Dice un salmo, “en memoria eterna será tenido el justo”, que
hermosa recompensa para aquel que pasó por este mundo dejando una huella de
bendición. Muchos se preguntan,
¿Realmente, vale la pena ser buena persona, portarse bien, hacer buenos
negocios? Claro que si vale la pena, porque entre muchas otras razones, eso hace
parte fundamental de la herencia moral y del buen nombre que legue a sus hijos
y a los hijos de sus hijos.
Hay hombres que trascendieron a su tiempo, uno de ellos fue
el rey David, el rey mas amado y admirado por el pueblo de Israel hasta el día
de hoy. David no solo fue un gran rey,
sino que se convirtió en un modelo a
imitar, fue un hombre que a pesar de sus debilidades, se esforzó en andar en
integridad. Todos aquellos que anduvieron
en los caminos de David, fueron grandes reyes; los que no lo hicieron fueron
reyes perversos que llevaron a su país y a su pueblo a la ruina y la
decadencia.
Un hombre debe medir muy bien sus acciones, porque existe una
ley que invariablemente se cumple, la ley de la siembra, “todo lo que el hombre
sembrare eso segara”, sea él o su descendencia. Y nada resulta más injusto y
frustrante para alguien que tener que cargar con los pecados, errores o
equivocaciones de otros. De otra parte,
nada hace más feliz a una persona, que heredar un buen nombre y legado de una
persona que anduvo en integridad y trascendió a su generación.

la mas grande posesion de una persona, la sabiduria

“Sabiduría ante todo; adquiere
sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.”(Proverbios 4:7)
Aquella expresión “Quisiera tener
esto y también aquello”, saca a relucir que en
toda persona por modesta y humilde que sea, siempre existirá el deseo de
querer poseer algo, y ese algo representa algún tipo de satisfacción, que puede
ser significativa, interior, profunda; o simplemente, una complacencia
pasajera, superficial, banal.
En el centro del corazón humano
se gesta todo tipo de anhelos, deseos y pasiones, los cuales son alimentados
por las creencias de las personas, que a su vez son regidas por la escala de
principios y valores que se tenga o que haya construido a lo largo de su vida;
sin descartar la influencia que ejercen otras personas o el entorno social
inmediato.
¿Qué significa esto? Si una
persona se deja llevar por sus pasiones o influencias, si no tiene la capacidad
de auto controlarse o autorregularse, terminará siendo victima del “mundo y sus
deseos”; será presa fácil de la “sociedad de consumo que consume a la
sociedad”, y su corazón se convertirá en un centro de pasiones desordenadas, deseos
compulsivos, ambiciones sin limite, o de complacencias a otros.
El sabio Salomón tuvo esta
experiencia, en una época de su vida, “no negó a sus ojos ninguna cosa que estos
desearan”, pero luego, al reflexionar sobre si era feliz o no, se dio cuenta que
se había llenado de posesiones, lo cual alimentaba su vanidad personal, pero
que se sentía vacío por dentro, todo lo que tenia, que no era poco ni
despreciable, no era suficiente para llenar sus vacíos.
Jesús dijo, “¿de que le sirve al
hombre ganar el mundo si pierde su alma?”, y esa es la historia de muchas
personas, que han iniciado una carrera frenética porque querer tener todo lo
que desean, pero no se han dado a la tarea
de adquirir aquellos bienes y riquezas que les hacen mejores personas,
mejores seres humanos.
Hay dos hermanas que han
causado mucha infelicidad en los seres
humanos, los han convertido en seres viles, mezquinos y menospreciables: La
codicia, ese deseo compulsivo, neurótico y enfermizo de querer tener mas de lo
que ya se tiene; y la avaricia, un deseo igual de enfermizo, pero en este caso,
querer tener mas de lo que ya se tiene, sin ningún interés o pretensión de
compartirlo con alguien mas, ni siquiera con sus seres mas cercanos.
A la hora de querer tener algo, es menester
preguntarse, ¿Qué es aquello que es la mas valiosa posesión que una persona
podría obtener? Y con toda seguridad, vamos a coincidir con el sabio Salomón,
la sabiduría, quien nos recomienda, “adquiere sabiduría, adquiere inteligencia;
no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca; no la dejes, y ella te
guardará; amala y te conservará”. (4:5-6)
Sin perder de vista, que la
sabiduría que mencionamos, no es la sabiduría humana, que hace los hombres
altivos, envanecidos y soberbios, sino aquella que proviene de Dios, aquella
que sabios y entendidos han querido conocer, pero que ha sido reservada para
los humildes de espíritu y de corazón, aquellos que han puesto a Dios en el
primer lugar de sus vidas, y han sometido su entendimiento a la revelación
contenida en su Palabra.

El quehacer del justo frente a la pobreza

“Conoce el justo la causa de los
pobres; mas el impío no entiende sabiduría”. (Proverbios 29:7)
Causa, es un término que tiene dos significados muy interesantes:
origen o destino. Si mencionamos “causa” como
origen, hacemos referencia a lo que hace que algo o alguien exista, al
principio, a la génesis. Pero si es entendido
como destino, haremos referencia a la razón de ser, al sentido de obrar, a la razón
o el motivo que conlleva una acción.
De allí que” hacer causa”, es
unir los intereses, esfuerzos y recursos colectivos para un fin determinando, y
esto es lo que hacen los verdaderos lideres.
En la vida de un causante, aquel que hace que las cosas sucedan, no
existe la casualidad, sino la causalidad, donde los efectos son el resultado de
una acción intencionada previa.
Un hombre justo es sabio, y es la
sabiduría la que le permite comprender la causa de los pobres; ¿quienes son los
pobres? Aquellos que viven en situaciones precarias, que no tienen como satisfacer
sus necesidades básicas. Aquellos que han sido abandonados a su suerte.
¿Por qué hay tanta pobreza en el
mundo?¿ Por la escasez de recursos? No. ¿Por la ausencia de oportunidades?
No. ¿Por la desigualdad social? No. ¿Por la inequitativa distribución de la
riqueza? No. Hay pobreza en el mundo por
la indolencia y la indiferencia hacia los pobres.
Jesús dijo, “a los pobres siempre
los tendréis con vosotros”; luego, la pobreza es una situación social que
siempre estará presente; sin embargo, es posible reducir niveles de
pobreza. Por ejemplo, llevar a una
persona, familia o comunidad, de la pobreza absoluta, a un nivel de mayor sobrevivencia
y sostenibilidad.
El error que se ha cometido por
siglos, y que se sigue cometiendo, es caer en el asistencialismo, en el
paternalismo, en la caridad, lo que convierte a las personas, familias o
comunidades en damnificados dependientes de un filántropo o altruista proveedor
benéfico.
El secreto para erradicar la
pobreza, no está en dar el pez, sino en enseñar a pescar, y en convertir al
pescador en un empresario de la pesca.
Es decir, en estimular y desarrollar el espíritu emprendedor que existe
en cada ser humano, pero yace profundamente dormido en la mayoría de las
personas.
Al impío esto no le importa la
pobreza de otros, esta situación ni le va ni le viene; esto no tiene que ver
con el, porque su mente y corazón esta invadido de vileza y mezquindad, por lo
tanto es egoísta, y nadie mas que el mismo y sus intereses hacen parte del cual
del eje sobre el cual su vida gira.
Un verdadero cristianismo es el
resultado de combinar dos conceptos básicos: fe y obras, porque bien sabemos,
que la fe sin obra esta muerta. En un contexto
moderno, podríamos llamar: Valores y Proactividad, o Liderazgo y Resultados, de
pensamiento y acción.
Una persona con un agudo sentido
de respeto y sensibilidad por la persona humana, movido por el interés generoso
de ayudar al necesitado, invariablemente, es un agente de cambio que donde
vaya, será parte de la solución y no del problema, y será un factor de alivio social. Por Alexander Dorado Albán.

sábado, 21 de enero de 2012

La cultura del endeudamiento

“Si no tuviereis para pagar, ¿Por
qué han de quitar tu cama de debajo de ti? (Proverbios 22:27)
“Pague lo que debe y sepa lo que
tiene”, es el consejo que nos ofrecen los abuelos iluminados con la sabiduría de
los años. Y aunque parece muy razonable tomar en cuenta esta recomendación, muy
pocos lo hacen, porque la gran mayoría han ingresado al oscuro laberinto de las
deudas y no saben como salir de allí.
El problema con las deudas es que
no solo es un asunto coyuntural sino cultural; hay personas que creen
firmemente y lo profesan como una religión, que para tener algo en la vida hay
que endeudarse; y muchos no han salido de una deuda y ya están entrando en
otras; o la filosofía de muchos, que es abrir un hoyo mayor para “tapar” unos
menores, ignoran que “quien cava fosa caerá en ella”.
El precepto define claramente una
deuda, “sino tuvieres para pagar”, es decir, una deuda es una obligación que se
adquiere, para la cual no se cuenta con capacidad de pago; muy diferente a un
compromiso financiero, que es una obligación que se adquiere, pero existen
ingresos fijos con los cuales cubrir ese pasivo. Se recomienda, el 20% de los ingresos,
destinarlo a pagos a terceros.
Aquellas expresiones, “Dios proveerá”,
“Como sea le pago”, “de alguna manera tengo que reventar para eso”, denota la
poca o ninguna posibilidad de la persona de pagar, y si es muy posible que
termine reventándose, porque no haya forma de cancelar esa deuda, que no está
congelada en el tiempo, sino que con el paso de los días, va creciendo su monto
por los intereses de manera cada vez mas critica.
La mejor recomendación para una
persona que desea realmente ser libre económicamente es la compra de contado. Es
decir, suprimir el crédito. ¿Cuántos han convertido sus tarjetas de crédito en
tarjetas de descredito? No estamos en contra del crédito, siempre que se sepa
manejar, pero es prohibido para alguien que está atrapado en el cenagoso fango de
las deudas.
Para salir de deudas, lo primero
es querer ser libre de deudas y para ser libre, hay que pagar las actuales o
cuentas vencidas y no meterse en más deudas. El asunto es que hay personas que
no tienen la actitud de ser libres, y así tengan para pagar no lo hacen, y
siguen por esa ruta, hasta terminar colapsados por completo.
De algo puede estar segura una
persona endeudada hasta el cuello, y es que, antes que le quiten la cama, hace mucho
rato perdió el sueño. El asunto está en tomar la firme determinación de salir
de deudas, y no volverse a endeudar; esto es un proceso que toma tiempo,
demanda paciencia y mucha disciplina financiera. Pero si usted es firme en este propósito,
tenga la seguridad, que al final lo va a alcanzar. Usted será libre de todas sus deudas.
Y esta es una de las experiencias
más saludables y placenteras que una persona pueda tener, saber que no le debe
un solo centavo a nadie; que cada moneda que recibe le pertenece a usted y a su
familia, a nadie más. Y solo entonces
usted podrá disponer de su dinero, porque entonces será suyo realmente, para
darle el mejor uso en el presente y la mejor inversión para el futuro. Por Alexander
Dorado Alban.

viernes, 20 de enero de 2012

No dejes ni olvides a tus amigos

“No dejes a tu amigo, ni al amigo de tu padre; ni vayas a la
casa de tu hermano en el día de tu aflicción.
Mejor es el vecino cerca que el hermano lejos”. (Proverbios 27:10)
Uno de los más valiosos patrimonios que posee toda persona
son sus relaciones interpersonales y más concretamente, aquellas que son
cercanas e intimas. Hoy en día, cuando
impera la vida de apariencias, superficialidad y el utilitarismo, es necesario
cuidar las relaciones, profundizar en ellas y aprender a cultivarlas.
Se dice que el síndrome social del siglo XXI, el fenómeno
sicológico actual es la soledad; esa es una de las razones del éxito de las
redes sociales, que demuestran la necesidad imperiosa que tienen las personas
de comunicarse, de visibilizarse, de entrar en contacto con otros seres humanos, así sea virtualmente.
Es paradójico que a mayor tecnología en las comunicaciones,
las personas tienen mayor dificultad para el contacto físico, para la
comunicación directa. Gran parte de este conflicto se debe a que se han banalizado
las relaciones, se les ha quitado la importancia, se han descuidado,
deteriorado y abandonado, las cuales debemos cuidar, cultivar, atender, nutrir,
alimentar.
Revisemos brevemente estas relaciones sociales básicas.
Primero: Tu amigo, si bien muchos han
perdido la fe y la confianza en la amistad, hay personas con las cuales existen
lazos, que ni el tiempo ni la distancia, incluso las circunstancias de la vida
hay logrado romper; amistades que construimos en la infancia, la adolescencia,
que han permanecido a lo largo de los años.
Segundo: El amigo de tu
padre, que también es tu amigo, un protector, un proveedor, un aliado.
Nuestros padres construyeron las relaciones que no se acaban con la partida de ellos,
sino que muchas de ellas, trascienden al tiempo, y ya no solo es el amigo de mi
padre, quien es mi amigo, sino sus hijos y esto le da un carácter que
trasciende a lo generacional.
Tercero: los hermanos,
y también parientes, que si bien son nuestros aliados naturales mas cercanos,
debemos saber como y cuando involucrarlos en nuestros asuntos personales, para
evitar agotarlos con nuestros problemas.
Además que debe darse un sentido de reciprocidad, cumpliéndose aquello
de “hoy por mi, mañana por ti”.
Cuarto: los vecinos,
que es una relación que se ha ido desvaneciendo con la forma de vida moderna,
donde cada uno se enclaustra en su casa o apartamento y se afecta la
convivencia y la integración. Pero es
innegable la importancia que tienen los vecinos en la vida humana. Y es un vecino, quien mejor nos puede dar la
mano cuando más lo necesitamos y nosotros a el, por supuesto.

Hablar menos y hacer mas

Hablar menos y hacer
más
“El hombre será saciado de bien
del fruto de su boca; y le será pagado según la obra de sus manos”. (Proverbios
12:14)
Una de las conductas y
comportamientos más negativos y arraigados en la naturaleza humana es la
tendencia a hablar mucho y obrar poco. Y
como todo aquello que corresponde a una vida fuera de disciplinas, es menester
poner esto bajo control.
Es bien sabido que de toda
palabra que salga de nuestra boca tenemos que dar cuenta; el lenguaje de una
persona denota como está su realidad interior; es fácil conocer como anda una
persona en su corazón por lo que expresa con sus palabras, “de la abundancia
del corazón habla la boca”.
Quienes comprenden, la poderosa
influencia que tienen los pensamientos y palabras en la vida de las personas,
son más cuidadosos con los pensamientos que abrigan en su mente, de lo que
guardan en su corazón y de las palabras que usan.
Una persona que todo el tiempo se
queja, se lamenta, critica u ofende, está ocasionando que las puertas se le cierren
a su paso; ¿Quién quiere hacerse amigo de una persona llena de negativismo o
amargura? ¿Quién quiere arriesgarse con una persona ofensiva, agresiva y
hostil?
De otra parte, están aquellas
personas que hablan mucho pero obran poco; que se quedan en promesas que no
cumplen; o se la pasan por la vida dando explicaciones de porque no han
cumplido con su deber; o justificando su improductividad o mediocridad, y en
eso, son muy buenos parloteadores.
En la última década ha surgido
una nueva generación de “magos de la comunicación”, aquellos que se han
dedicado a ganarse la vida hablando, y han desarrollado un poder de la palabra
hablada que llega a ser muy convincente y logran mover masas.
Y estos genios mediáticos los
encontramos no solo en los medios de comunicación, sino también en las
empresas, en las iglesias, auténticos “encantadores de serpientes”. Algunos se auto proclaman conferencistas y
hasta gurús. Y hay una inquietante masa humana, que se ha acostumbrado a
escuchar pero no a actuar.
El asunto es que no podemos
pasarnos por la vida hablando de como debieran ser las cosas, o de como nos
gustarían que fueran, sino que debemos hacerlas. Es muy fácil hablar, decir,
proponer, juzgar, criticar, pero es más difícil obrar. Las palabras pasan, las obras quedan,
permanecen.
Y al final, cuando la vida pasa la cuenta de cobro, cada
uno recibe su recompensa, no por cuando haya hablado sino por cuanto haya
hecho. Las palabras, promesas, predicas,
discursos que no vayan avalados o acompañados de hechos contundentes, solo son
eso, palabras que se olvidan, se las lleva el viento o las borra el tiempo.
Por Alexander Dorado.

Si al ahorro, no al despilfarro

“Tesoro precioso y aceite hay en la casa del sabio; mas el hombre
insensato todo lo disipa” (Proverbios 21:20)
Por cultura tenemos un problema,
la persona lo que no le cuesta, lo hace fiesta; no tiene el sentido de la prudencia
y de la discreción en el manejo de los recursos, sino que todo lo malgasta, lo
dilapida. No existe la cultura del
ahorro, sino del gasto; no se ahorra pero si se despilfarra.
En una sola comida, en una cena,
una familia se puede consumir el mercado de la semana, porque es un vicio de la
cultura. Pero una persona sabia, no solo tiene reservas, sino que sabe cuidar
el tesoro precioso; tiene riquezas y recursos de valor.
Tiene aceite, tiene insumos,
recursos, reservas, dinero; en la casa del sabio siempre hay reservas, habrá
para mañana, pasado mañana, para la semana siguiente, y para el mes
siguiente. Donde hay un manejo sabio,
siempre hay reservas, provisión, recursos de valor.
Pero el necio, todo lo malgasta,
lo dilapida, lo despilfarra, la mentalidad del insensato es “comamos y bebamos
hoy que mañana moriremos”; lo que el ignora, es que primero vienen los manjares
y luego los pesares.
Necesitamos aprender sabiduría
para el correcto manejo de los recursos, no hay razón para que en la casa del
sabio falte la provisión; sino que siempre habrá tesoro precioso y aceite
suficiente; mientras que en la casa del necio, todo lo malgasta, despilfarra,
lo dilapida.
Debemos aprender a ser buenos y
sabios administradores, a tener discreción y mesura, cuidado y prudencia;
discreción en todas las cosas; que el ahorro de hoy sea el goce y la seguridad
del mañana.
Dice el sabio Salomón, “Vé a la
hormiga, oh perezoso, mira sus caminos y se sabio; la cual no teniendo capitán,
ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo
de la siega su mantenimiento”. (Proverbios 6:6-8)
Son Un “pueblo no fuerte”, pero
recogen en el verano su alimento para cuando venga el invierno- El ahorro está representado en guardar una
parte del ingreso, y en el sentido de la economía, de evitar gastos
innecesarios, de cortar esas “venas o arterias rotas” que son fugas de dinero.

INVIRTIENDO EN HERRAMIENTAS DE TRABAJO

“Sin bueyes el granero esta vacio, mas por la fuerza de
bueyes hay abundancia de pan”.
Proverbios 14:4
Esto lo entienden
muy bien los agricultores y los empresarios; si bien el buey representa la
tracción animal que arrastra con fuerza un arado; hoy en día, debido a la
tecnología, los bueyes han ido siendo reemplazados sistemáticamente, por otro
tipo de maquinaria.
Lo importante es
entender, que representa el buey; en este contexto, representa las herramientas de trabajo. Si por algo debemos
orar, planear y proyectar inversiones, es en herramientas de trabajo.
Porque las HT de
trabajo, además que nos facilitan y agilizan la labor, principalmente si son de
alta tecnología, son garantes de alta productividad. Nos permiten optimizar el tiempo, y los
recursos y obtener mayores resultados.
“Por la fuerza del
buey hay abundancia del pan”; en otra parte de la Biblia, dice: “no pondrás
bozal al buey que trilla”, y en este caso, ya no se refiere tanto a las
maquinas, sino a las personas.
En el contexto
real, Pablo se refiere a los líderes espirituales, pero en general lo aplicamos
a las personas, por ejemplo, la injusticia que puede tener un patrono con sus
empleados. Sin un patrono quiere que sus
empleados produzcan mas, debe crear condiciones de productividad.
Debe crear
condiciones higiénicas laborales, estímulos, buen ambiente laboral, la
seguridad industrial, la remuneración justa; una serie de condiciones, que
hacen que la persona al ver sus necesidades satisfechas, sea más productivo.
“no pondrás bozal
al buey que trilla”, se refiere, a que el buey mientras araba, comía del
pasto. Pero el dueño era tan injusto,
tan mezquino, que le tapaba el hocico para que no comiera, sino que solo
trabajara.
Como lideres, como
empresarios, debemos pensar en dos aspectos que son fundamentales para la
prosperidad: Las herramientas de trabajo, uno debe invertir; hay personas que
gastan en asuntos que no les representan retorno de inversión.
De otra parte, el
trato humano a los empleados o colaboradores;
porque los seres humanos, que nos son “bueyes” pero algunos los
tratan como si lo fueran; se le explota
y se les pone a producir, con un trato déspota e inhumano.
Es importante
adquirir tecnología de punta, para permanecer en el mercado, para ser
competitivos, y tener una mayor participación en el mercado. Y no olvidar, que los empleados y
colaboradores no son maquinas, por lo tanto, ni debemos darles un trato
inhumano.
No poner “bozal al
buey que trilla”, sino reconocer la labor, honrarla y recompensarla, porque “el
obrero es digno de su salario”; entendiendo, que al remuneración no solo es el
dinero, sino que la recompensa económica es el suelo o salario, y la recompensa
emocional es el reconocimiento o la honra.
Sin los bueyes, no
hay surcos, sin los surcos, no hay siembras; sin las siembras no hay siegas,
sin las siegas no hay trigo; sin el trigo no hay harina, y sin harina no hay
pan. Y si nos guiamos por estos
principios, vamos a ver siempre nuestros
graneros llenos con abundancia de pan.