lunes, 20 de febrero de 2012

La insulsa vida light

“Dejad las simplezas, y vivid, y andad por el camino de la
inteligencia”. (Proverbios 9:6)
Una de las características de la sociedad actual es el estilo
de Vida Light, una vida carente de
valores, sin esencia; en esta forma de vida las prioridades de las personas están
marcadas por el placer (hedonismo), el materialismo, por la negación de las creencias, de los
principios (nihilismo)
A la sociedad de consumo que consume a la sociedad le viene
muy bien la vida light, se acomoda a sus intereses comerciales y
mercantilistas, haciendo uso excesivo de aquella admiración por todo lo que
esta de moda, principalmente por los modelos o patrones extranjeros (esnobismo)
No es que todo el mundo lo haga, pero si una inmensa mayoría lo
hacen, viven en función de las tendencias que marca el mercado; su afán consiste
en estar a tono con los últimos gritos de la moda; no solo en el vestir, sino en
vivir en función de las pautas actuales de la vida light.
Y estas personas tan interesadas en estar a la moda, poco o
nada les interesa ser mejores personas; lo suyo es lo trivial, lo superficial, lo
intrascendente; su mundo gira en torno al cuidado de la imagen y la vida de
apariencias. Cuidar la imagen personal o la apariencia no es algo incorrecto,
lo cuestionable, es la ausencia de los valores.
Ya lo hemos dicho, un patán con un Rolex, es exactamente eso,
un patán con un Rolex. Así sea el mejor
reloj del mundo, en nada sirve para hacer de un patán una mejor persona. ¿Qué es lo que buscan las personas con la
moda? Es solo sentirse a gusto por vestir o verse bien, o es la forma llamativa
de ocultar sus debilidades humanas y defectos de personalidad.
Esto no es nada nuevo, Willie Colon puso a miles de gentes a
cantar y bailar sobre el tema de “la chica plástica”, y en la misma canción, se
refiere al chico y la familia plástica.
Como olvidar aquellas memorables letras: “no te dejes confundir, busca
el fondo y su razón, recuerda se ven las caras pero nunca el corazón”.
Dice el sabio Salomón, “el simple todo lo cree”; asume que
aquello que le ofrecen lo va hacer feliz, se va a ganar el respeto o la admiración
de los demás; se convertirá en un conquistador en el amor, o será el objeto
deseado de muchos; conseguirá dinero, fama o éxito.
Lo que el simple no puede entender, es que nada puesto o
superficial, ningún accesorio convierte a un mediocre en una persona exitosa; a
una persona desdichada en feliz; no existe el elixir de la felicidad, el
perfume del amor, la colonia del éxito, o el aroma de la prosperidad; nada que
no sea aquello que viene del interior, del espíritu y del corazón, le servirá para
ser el tipo de persona que anhela ser.
La vida a veces nos ofrece pruebas duras, algunos han tenido
que perderlo todo, para encontrarse con aquello que les da el verdadero valor, sentido
y felicidad; para descubrir aquello que habían olvidado o abandonado y que es
lo único que realmente vale la pena conservar.

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