“Lazo es al hombre hacer apresuradamente voto de
consagración, y después de hacerlo, reflexionar”. (Proverbios 20:25)
En el mundo de las ventas el poder de la persuasión juega un
papel determinante; un vendedor es un seductor por naturaleza, es una persona
entrenada, adiestrada para lograr su objetivo, vender. Quien piensa que puede
sortear a un vendedor profesional, no sabe realmente a quien se enfrenta ni en
que terreno esta pisando.
Los vendedores se han especializado en el manejo de las
objeciones, y difícilmente pierden una batalla por duro que sea el contendor. Y
así eso llegara a suceder, se las ingenian para que su derrota en la arena de
las ventas, no sea notoria, sino que su honor sea librado.
En cierta ocasión fuimos invitados a un evento, donde venden
acciones para tiempo compartido, una modalidad de turismo vacacional, fuimos
claros en exponer porque razón no estábamos interesados, ya tenemos nuestra
forma de viajar y descansar, y consideramos es la mejor opción, y a menos
que nos ofrecieran algo mejor lo
consideraríamos.
Nuestra opción no fue superada, por lo que tampoco accedimos
a comprar lo que nos ofrecían, lo insólito de la anécdota, es la petición que
nos hicieron,” ustedes se van a poner de pie y van hacer parecer a los otros
asistentes que compraron el servicio, mientras les damos un aplauso de
celebración”. Parece que este ultimo recurso, ayuda a que otros se motiven a
comprar.
El asunto es que, llega un momento en la vida en que uno debe
preguntarse, ¿porque compré algo que realmente no necesitaba? ¿Por qué adquirí
esto sino es una prioridad? ¿A que hora me embarqué en este asunto? ¿Porque
tuve que tomar este compromiso? ¿Y ahora, como deshago de el?
Hay una sencilla ley de los negocios, y es que antes de tomar
una decisión, asegúrese de haberlo reflexionado lo suficiente; algunos dicen:
“consúltelo con la almohada”; “pida asesoría”, “ore”, “analice otras opciones”,
“piense con cabeza fría”, “no se apresure”; todas son validas, el punto es
pensar bien, antes de actuar.
¿Porque amarrarse o atarse a algo o a alguien? Porque asumir
un compromiso sin haberlo pensado bien? ¿Por qué hacer voto de consagración? Y luego
de hacerlo, ponerse a reflexionar, para entonces ya será tarde.
La acción clave aquí, es no apresurarse; el problema no es
hacer un compromiso, o hacer voto de consagración, sino el hacerlo sin haber
hecho una reflexión a fondo del asunto; sin haber considerado los pormenores de
la decisión.
Y volvemos al principio, es mejor evitar exponerse a un
experto en el manejo de la persuasión que intentar sortear la situación con
elaboradas objeciones. La mejor manera de salir ganador una discusión, es
evitándola. Tome el desvío o el retorno, si mas adelante en el camino, hay un
peligro o un problema que se avecina.
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