“Del hombre son las
disposiciones del corazón; mas del Señor es la respuesta de la lengua”.
(Proverbios 16:1)
Algunos piensan que
con Dios funciona aquella fórmula, que el “hombre propone y Dios dispone”; sin
embargo no es exactamente así, si el hombre se dispone, Dios responde. Una vez que una persona se dispone a obedecer
y a creerle a Dios, Él no se hará esperar en sus respuestas.
Muchos se preguntan
y hasta se quejan, ¿Por qué Dios no les ha respondido a sus peticiones? Sin
embargo, lo que debieran preguntarse es, ¿Qué tanto ellos se han dispuesto en
su corazón a creerle a Dios, a aprender a vivir por sus principios, a obedecer
sus mandamientos?
Han transcurrido mas
de 5000 anos desde la Creación del mundo, y hasta hoy en día, ni Dios ha
mentido, ni la Biblia, que es el manual de vida por excelencia ha fallado; la
causa de todos los problemas que el ser humano se ha fabricado a lo largo de la
historia se debe precisamente a que ha quitado los ojos de Dios y ha alejado su
corazón de su Creador.
Ahora bien, dice la
escritura, ‘’No tienen es porque no piden, y si piden, piden mal, para gastar
en sus deleites”. Si una persona piensa que Dios le va a conceder todo lo que
desee, está en un error, porque Dios no es una especie de genio mágico que
concede deseos o complace caprichos. Él
es un Padre, y da a sus hijos lo que estos necesitan.
En la medida en que
se avanza en la vida de fe, en el conocimiento espiritual, se va descubriendo
que Dios siempre responde. A veces dice,
“Si’’, otras veces dice, ‘’No”, en ocasiones dice, “después”; o “te tengo algo
mejor”. También en virtud a nuestro
libre albedrio, nos deja en libertad de hacer lo que mejor nos parezca; claro
esta, asumiendo la responsabilidad de nuestras decisiones.
La actitud mas sabia
que una persona pueda tomar es hacer a Dios participe de todas sus decisiones,
esto significa una plena disposición a hacer su voluntad, a someter el
entendimiento a la revelación, a abandonar toda programación o esquema mental y
decidirse a vivir por principios.
Muchas personas lo
hacen, es decir, involucran a Dios en su vida, pero no en todas las áreas de su
vida, una de ellas, la vida financiera.
Creen que Dios solo está para prodigarles su paz y amor, pero los
asuntos financieros los manejan ellos según su parecer, es cuando empiezan los
problemas.
Disponerse para
Dios, es tomar la decisión de hacer las cosas al estilo de El y ya no de si
mismo, de los demás, o de los parámetros del mundo; es seguir el ejemplo de Jesús
cuando dijo: “no se haga mi voluntad sino la tuya”. Siempre que una persona abrigue esa actitud
genuina en su corazón, no hay razón para que de parte de Dios, no haya una
respuesta oportuna para esa persona.
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