sábado, 11 de febrero de 2012

La bendicion de actuar con lucidez mental

“El temor de Dios es para vida, y con el vivirá lleno de
reposo el hombre; no será visitado de mal”. (Proverbios 19:23)
¿Qué es el temor a Dios? Es el pleno reconocimiento de su soberanía
en nuestra vida, es anteponer sus principios
a nuestros paradigmas y sujetarnos a ellos; es la rendición de nuestra
voluntad a la suya; es la decisión de vivir una vida grata a los ojos de
Dios. Es el principio de la sabiduría.
Y si en algo debemos ser sumamente sabios es en el manejo de
las finanzas. Dice en otra parte del manual de la vida, “raíz de todos los
males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la
fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. (1 Timoteo 6:10)
Si una persona no tiene una actitud correcta frente al
dinero, ni un manejo adecuado, va a incurrir en muchos errores, y va a atraer
para si muchos males y dolores innecesarios, los cuales podría evitarse, si tan
solo, maneja su vida y finanzas sobre la base de los principios garantes de éxito
y prosperidad.
Hay dos efectos muy positivos en una persona que aprende a
reconocer la soberanía de Dios en su vida y se atempera a sus principios; en
primer lugar, será una persona que estará llena de reposo, gozará de una
inmensa paz interior y de una tranquilidad sin límites, esto ya es un gran
beneficio y una invaluable ganancia. Nada
comparable, con sentirse en paz con Dios, consigo mismo y con los demás.
En segundo lugar, “no será visitado por el mal”, es decir,
males ni dolores vendrán a su vida, a su familia, a sus negocios. Se ahorrará muchos malos momentos, muchos
tragos amargos; alejará de su vida la aflicción derivada de los enredos y
compliques financieros.
Una persona que actúa en el temor de Dios, es receptiva a su
luz y sabiduría, por lo tanto, goza de salud y lucidez mental, que es
fundamental para un manejo efectivo del dinero, los recursos, la administración
de los bienes, y los negocios.
¿Cuantas personas por actuar apresuradamente, por dejarse
llevar por los impulsos, las emociones, las presiones de las personas y
circunstancias, terminan enredados en los negocios de la vida? ¿Cuántos por no
actuar sabiamente sacrifican su paz interior, su felicidad, la armonía de su
familia?
Por eso, nuestra insistencia, en invitarle a hacer sociedad
con Dios, a someter su entendimiento a la revelación, a matricularse en la
escuela de la fe, y aprender a vivir en obediencia a sus principios soberanos; aprender
a descansar y esperar en el. La única manera
de comprobar que funciona, es intentándolo.
Pero no solo una vez y abandonar el proceso, sino permaneciendo hasta
empezar a ver los resultados de su fe y obediencia. Por Alexander Dorado Alban.

No hay comentarios:

Publicar un comentario