viernes, 17 de febrero de 2012

El que mucho aplaza poco alcanza

“El camino del perezoso es como seto de espinos; mas la
vereda de los rectos como una calzada”. (Proverbios 15:19)
El perezoso tiene una particularidad la procastinacion, es
decir, la mala costumbre de dejar todo para después, de aplazar sus deberes,
tareas, compromisos; y por estar aplazando, no concreta ni alcanza objetivos.
Esto es básico y no necesita mucha explicación, quien se la
pasa aplazando sus tareas, difícilmente llegara
a sus metas, lograra sus objetivos. Las tareas son acciones intermedias hacia la
meta final, son cursos de acción a seguir para lograr los objetivos; pero si se
evaden, se aplazan, se olvidan, ¿Dónde que quedan los objetivos?
Existe una gran diferencia entre un camino y una calzada; el
camino se halla en su condición natural, agreste, lleno de piedras, hoyos, setos,
y un sinfín de obstáculos, que no lo hacen apropiado transitar por el.
La calzada es un camino que se ha construido, que se ha
allanado, es un sendero mejorado, perfeccionado; se le han quitado todo tipo de
piedras, obstáculos, y se ha convertido en una senda segura, transitable. Dice la Biblia, “la senda de los justos, es
como la luz de la aurora, que van en ascenso hasta que el día es perfecto”.
Dice en otra parte, “haced sendas derechas para vuestros
pies, para que lo cojo no se salga del camino sino que sea sanado”; pero esto
demanda trabajo, esfuerzo, dedicación, disciplina, responsabilidad,
determinación. Los resultados esperados
no son fruto del azar o la casualidad, sino la consecuencia de la laboriosidad
y la constancia.
La pregunta es ¿porque una persona deja para después? Pueden
existir muchas razones, aunque en el texto se nos da una razón básica, la
pereza. Si algo es una verdad de a puño,
es que “el perezoso desea y nada alcanza”. ¿Por qué? Porque no hace nada para
conseguirlo; solo con desear no es suficiente.
Cada vez que se deja para después, se siguen cultivando setos
de espinos que obstaculizan el paso; es permitir que hayan piedras de tropiezo,
que frenan al caminante. Así es el campo del perezoso, así es su viña, por toda
ella crecen espinos, ortigas, y la cerca de piedra esta destruida.
La vida es también una carrera de relevos, en donde cada
persona o equipo, va construyendo una parte de la calzada, o mejorando lo que
otros han hecho. Unos se encargan de
abrir el camino, pero el deber de los que vienen, es perfeccionarlo. Infortunadamente, algunos en vez de mejorar,
dañan con sus acciones o no acciones lo que otros han hecho.

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