viernes, 20 de enero de 2012

Si al ahorro, no al despilfarro

“Tesoro precioso y aceite hay en la casa del sabio; mas el hombre
insensato todo lo disipa” (Proverbios 21:20)
Por cultura tenemos un problema,
la persona lo que no le cuesta, lo hace fiesta; no tiene el sentido de la prudencia
y de la discreción en el manejo de los recursos, sino que todo lo malgasta, lo
dilapida. No existe la cultura del
ahorro, sino del gasto; no se ahorra pero si se despilfarra.
En una sola comida, en una cena,
una familia se puede consumir el mercado de la semana, porque es un vicio de la
cultura. Pero una persona sabia, no solo tiene reservas, sino que sabe cuidar
el tesoro precioso; tiene riquezas y recursos de valor.
Tiene aceite, tiene insumos,
recursos, reservas, dinero; en la casa del sabio siempre hay reservas, habrá
para mañana, pasado mañana, para la semana siguiente, y para el mes
siguiente. Donde hay un manejo sabio,
siempre hay reservas, provisión, recursos de valor.
Pero el necio, todo lo malgasta,
lo dilapida, lo despilfarra, la mentalidad del insensato es “comamos y bebamos
hoy que mañana moriremos”; lo que el ignora, es que primero vienen los manjares
y luego los pesares.
Necesitamos aprender sabiduría
para el correcto manejo de los recursos, no hay razón para que en la casa del
sabio falte la provisión; sino que siempre habrá tesoro precioso y aceite
suficiente; mientras que en la casa del necio, todo lo malgasta, despilfarra,
lo dilapida.
Debemos aprender a ser buenos y
sabios administradores, a tener discreción y mesura, cuidado y prudencia;
discreción en todas las cosas; que el ahorro de hoy sea el goce y la seguridad
del mañana.
Dice el sabio Salomón, “Vé a la
hormiga, oh perezoso, mira sus caminos y se sabio; la cual no teniendo capitán,
ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo
de la siega su mantenimiento”. (Proverbios 6:6-8)
Son Un “pueblo no fuerte”, pero
recogen en el verano su alimento para cuando venga el invierno- El ahorro está representado en guardar una
parte del ingreso, y en el sentido de la economía, de evitar gastos
innecesarios, de cortar esas “venas o arterias rotas” que son fugas de dinero.

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