lunes, 30 de enero de 2012

la mas grande posesion de una persona, la sabiduria

“Sabiduría ante todo; adquiere
sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.”(Proverbios 4:7)
Aquella expresión “Quisiera tener
esto y también aquello”, saca a relucir que en
toda persona por modesta y humilde que sea, siempre existirá el deseo de
querer poseer algo, y ese algo representa algún tipo de satisfacción, que puede
ser significativa, interior, profunda; o simplemente, una complacencia
pasajera, superficial, banal.
En el centro del corazón humano
se gesta todo tipo de anhelos, deseos y pasiones, los cuales son alimentados
por las creencias de las personas, que a su vez son regidas por la escala de
principios y valores que se tenga o que haya construido a lo largo de su vida;
sin descartar la influencia que ejercen otras personas o el entorno social
inmediato.
¿Qué significa esto? Si una
persona se deja llevar por sus pasiones o influencias, si no tiene la capacidad
de auto controlarse o autorregularse, terminará siendo victima del “mundo y sus
deseos”; será presa fácil de la “sociedad de consumo que consume a la
sociedad”, y su corazón se convertirá en un centro de pasiones desordenadas, deseos
compulsivos, ambiciones sin limite, o de complacencias a otros.
El sabio Salomón tuvo esta
experiencia, en una época de su vida, “no negó a sus ojos ninguna cosa que estos
desearan”, pero luego, al reflexionar sobre si era feliz o no, se dio cuenta que
se había llenado de posesiones, lo cual alimentaba su vanidad personal, pero
que se sentía vacío por dentro, todo lo que tenia, que no era poco ni
despreciable, no era suficiente para llenar sus vacíos.
Jesús dijo, “¿de que le sirve al
hombre ganar el mundo si pierde su alma?”, y esa es la historia de muchas
personas, que han iniciado una carrera frenética porque querer tener todo lo
que desean, pero no se han dado a la tarea
de adquirir aquellos bienes y riquezas que les hacen mejores personas,
mejores seres humanos.
Hay dos hermanas que han
causado mucha infelicidad en los seres
humanos, los han convertido en seres viles, mezquinos y menospreciables: La
codicia, ese deseo compulsivo, neurótico y enfermizo de querer tener mas de lo
que ya se tiene; y la avaricia, un deseo igual de enfermizo, pero en este caso,
querer tener mas de lo que ya se tiene, sin ningún interés o pretensión de
compartirlo con alguien mas, ni siquiera con sus seres mas cercanos.
A la hora de querer tener algo, es menester
preguntarse, ¿Qué es aquello que es la mas valiosa posesión que una persona
podría obtener? Y con toda seguridad, vamos a coincidir con el sabio Salomón,
la sabiduría, quien nos recomienda, “adquiere sabiduría, adquiere inteligencia;
no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca; no la dejes, y ella te
guardará; amala y te conservará”. (4:5-6)
Sin perder de vista, que la
sabiduría que mencionamos, no es la sabiduría humana, que hace los hombres
altivos, envanecidos y soberbios, sino aquella que proviene de Dios, aquella
que sabios y entendidos han querido conocer, pero que ha sido reservada para
los humildes de espíritu y de corazón, aquellos que han puesto a Dios en el
primer lugar de sus vidas, y han sometido su entendimiento a la revelación
contenida en su Palabra.

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